La idea del semáforo viene de muchísimos años atrás y de hecho, ya se utilizaba para las vías ferroviarias por sus intensos colores que permiten su fácil visualización. Ahora bien, seguramente te preguntarás de dónde vino esta idea.
El primer semáforo se conoció el 9 de diciembre de 1868 en Londres. Fue inspirada en las máquinas de gas que se utilizaban en las ferroviarias. Su creador, fue el britanico John Peake Knigth, un ingeniero ferroviario que propuso utilizar los colores rojo y verde para captarlos bien en la oscuridad.
En el año 1910, el ingeniero Ernest Sirrine realizó algunas mejoras en el semáforo de Knight. Diseñó un modelo automático con las palabras stop y proceed. Luego de esto, las luces verde y roja fueron una ocurrencia en 1912 de Lester Wire, un policía de Salt Lake City, y serían instaladas en la ciudad de San Francisco.
Una de las ventajas es que el semáforo puede ser accionado o desactivado a propósito por la policía, para casos de emergencias. Cabe mencionar que esta invención nunca fue patentada.
Finalemente, vendría el color amarillo, el cual sería la transición de parar a avanzar y que fue añadido al ya creado semáforo por Charles Marshall.