Qué tristeza tan grande estrellarnos con la realidad y saber que en Catar 2022 no estará la Selección Colombia.
Pasa como en aquellas reuniones con los amigos, cuando el 99% llega el lunes a hablar de la fiesta del fin de semana, de la tomata, de que fulanito se emborrachó, que mire que este hizo el show, que cómo estaba de bella tal chica o de esos romances fugaces resultado del coctel entre baile y tragos.
Ese 1% que no estuvo de farra es usted. Solo se limita a escuchar e incomodarse. Se siente en un sitio equivocado, como fuera de lugar. “De lo que se perdió”, le dicen como si no fuera suficiente con sentirse como el lunar del grupo para luego enrostrarle aquella expresión tan deleznable.
Esa frase retumba en su mente, se acomoda allí y su sonsonete perdura mientras ser conserve la frustración por culpa de la ausencia. En ese momento alza los hombros porque sí, puede que a lo mejor se haya perdido de algo interesante, pero tampoco fue la panacea de fiesta.
Mejor aparentar porque en el fondo sí pasó algo chévere. Se perdió de un fiestón como pocos, de cada 4 años. Una cita a la que asisten los mejores y de la cual hay unos preparativos exhaustivos. La previa es de lo mejor.
Es la nostalgia por no ir al Mundial de nuevo. Somos de la generación que vio a la selección Colombia de Juan Pablo Ángel, la de Totono Grisales, la de Juan Carlos Ramírez, Eudalio Arriaga y Fabián Vargas. El equipo que dirigió Eduardo Lara. La selección que nos hizo un río de lágrimas con los goles de Zalayeta en el Centenario, La Tricolor de un periodo en penumbras hasta la irrupción de una generación dorada en el 2005.
O aquella que, previo al Mundial de Alemania, fue a tierra mundialista para jugar un amistoso, de telonera, contra el anfitrión y fuimos goleados. Nos preguntaron si podíamos ofrecernos para permitirle a los alemanes levantar su ego previo a la cita ecuménica (venían jugando mal) y claro, de ingenuos hicimos el favor, sin importar en el hincha. Ese día caímos 3 – 0.
Porque más en fuera de lugar no podíamos estar o al menos eso se pensaba, antes de Catar 2022 nos castigan con un amistoso atravesado frente a Paraguay, igual de eliminado que nosotros, igual de triste. Los dos sin lo del cover para entrar a la fiesta mundialista.
Cuando alguna vez esto cambió y se hizo, llegó la luz, creció la esperanza. Fuimos héroes y no la creíamos. Éramos felices y no lo sabíamos.
Después de 2 mundiales consecutivos pasando de primera ronda y en uno llegando hasta los cuartos de final como protagonistas de calidad, la Selección de ahora es la del meme: Verá la Copa del Mundo por TV.
Nos tocará hacernos hinchas de alguna selección, pasar de agache cuando vemos partidos que invoquen esa nostalgia mundialista: “¡Colombia tenía con qué estar ahí!”.
¡No aprendemos!