El partido entre Real Madrid y Alavés por la Jornada 31 de LaLiga dejó una imagen que sorprendió a todos: la expulsión directa de Kylian Mbappé por una entrada muy fuerte sobre Antonio Blanco. La acción fue revisada por el VAR y terminó con el francés viendo la tarjeta roja cuando apenas corría el minuto 30, dejando a su equipo con diez hombres durante más de una hora de juego.
Lo que vino después demostró el carácter y la madurez del delantero. Desde el vestuario de Mendizorroza, Mbappé no solo asumió el error con sus compañeros, sino que también se dirigió al camerino rival para ofrecer disculpas personalmente a Antonio Blanco. Un gesto poco habitual en el fútbol moderno, que fue reconocido públicamente por el propio jugador del Alavés y que habla del compromiso personal del francés con su profesión y sus colegas.
Mbappé y un gesto que marcó diferencia en medio del error
Kylian Mbappé fue consciente desde el primer instante de que su entrada había sido desmedida. No protestó la expulsión y se marchó del terreno de juego cabizbajo, visiblemente molesto consigo mismo. En los vestuarios, según reveló el diario AS, se mostró apenado ante sus propios compañeros, reconociendo que los había dejado en desventaja en un partido áspero y trabado.
Más allá del aspecto disciplinario, el delantero quiso enmendar el impacto de su acción. Se acercó al camerino del Alavés para ofrecer disculpas directas a Antonio Blanco, quien aceptó el gesto con deportividad. “Fue una entrada fuerte, he hablado con Kylian, se ha disculpado y no hay ningún problema. Son acciones que pueden pasar en el fútbol”, declaró Blanco en zona mixta al final del partido.
La imagen del saludo entre ambos, a la salida del estadio, dejó constancia de que el perdón fue aceptado. En un deporte donde muchas veces la tensión se prolonga fuera del campo, el encuentro entre ambos futbolistas fue una muestra de respeto que ayuda a poner paños fríos sobre un momento polémico.
Una expulsión poco común en la carrera de Mbappé
Lo ocurrido en Mendizorroza representa un hecho aislado en la trayectoria de Kylian Mbappé, un futbolista que rara vez se ve involucrado en este tipo de situaciones. De hecho, esta fue su primera tarjeta roja desde abril de 2019, cuando fue expulsado jugando con el PSG ante el Rennes en la final de la Copa de Francia. A lo largo de su carrera profesional, ha sido expulsado solo cuatro veces.
En esta temporada con el Real Madrid, Mbappé había mantenido un comportamiento disciplinario intachable: apenas cuatro amarillas en todas las competiciones. La pasada campaña en el PSG, terminó con solo cinco amonestaciones en toda la temporada.
El francés regresa de Vitoria autocrítico y dolido por su actuación, consciente de que su error puso en apuros a su equipo. Sin embargo, su reacción posterior refuerza la imagen de un líder que no se esconde y que, más allá del talento, asume responsabilidades dentro y fuera del campo. Una noche difícil que deja una lección de humildad y profesionalismo.