What if: ¿Qué pasaría si James Rodríguez llegara a Atlético Nacional?


El multiverso del fútbol colombiano se constituye entre una narrativa fantasiosa y la excitación de los hinchas. Por eso, hemos creado una historia, un destino: ¡La llegada de James Rodríguez a Atlético Nacional!

+ What if… ¿Aston Huila?

Pasaron meses, y James Rodríguez, uno de los jugadores históricos del fútbol colombiano, tenía como objetivo continuar su carrera en los equipos más reconocidos del continente: River, Boca, Corinthians, Flamengo. Los rumores crecían, incluso la MLS lo seducía con millones de dólares y las playas de Miami. Pero si algo sabe el colombiano de corazón, es que cuando la tierra llama, el cuerpo comienza a latir con intensidad, y aún más cuando se presenta un reto por la grandeza.

 

ASÍ COMENZÓ TODO

El 20 de julio de 2023, aún sin un destino fijo, James Rodríguez se encontraba en su mansión en Guatapé, realizando sus típicos entrenamientos matutinos. Como un capricho del destino, su celular sonó, un curioso timbre al ritmo del vallenato llamó su atención:

Halo ¿Quién es? – Mencionó James entre jaleos.

– ¿Qué tal, hombre? James, ¿Cómo le va? Le habla Mauricio Navarro – le respondió el presidente de Nacional en perfecto acento paisa.

– Justo estaba esperando su llamada – mencionó el crack colombiano esbozando una sonrisa. Sin darse cuenta, los rumores sobre su llegada a Nacional, que se habían esparcido desde los medios de comunicación, habían llegado a sus oídos y sabía perfectamente lo que deseaba: jugar en Colombia y hacerlo en el Rey de Copas.

Me alegra escuchar eso. ¿Cómo arreglamos el viaje? – La confianza y alegría del presidente de Atlético Nacional eran evidentes. Después de semanas difíciles, llenas de críticas diarias, por fin veía la luz al final del túnel. La hinchada que exigía líderes, una plantilla competitiva y revivir la época dorada de dominio absoluto se acercaba, de la mano de uno de los máximos ídolos del fútbol colombiano.

 

LA PRESENTACIÓN 

Los rumores sobre la llegada de James a Atlético Nacional eran gritos que resonaban por todas partes. Cada medio daba su versión de los hechos:

“Nacional, el destino final de James Rodríguez”; “James, como un paisa más”; “El Rey de Copas, con el Rey de Colombia”. Cada titular era más llamativo que el anterior, pero la certeza de su llegada aún no estaba confirmada. Incluso, aquel famoso programa de la mañana se burlaba, con claridad y exageración, del fichaje del 10.

“Inaudito, insólito, insostenible, la llegada de otra vedette al fútbol colombiano le hará daño a la evolución disonante de Atlético Nacional. Totalmente inaceptable que alguien que alguna vez lideró a la selección Colombia en su época dorada, de la mano de su padre bendito, ahora llegue a un Nacional que necesita resultados. La exigencia será máxima. Este puede ser el fracaso más grande de la historia”, pronunciaba la locución de un experimentado periodista mientras, en Guarne, James presentaba la última revisión médica y confirmaba su llegada galáctica a Nacional.

El martes 25 de julio, con dos fechas disputadas del campeonato colombiano, se hacía oficial: James llevaría la camiseta número 10 de Atlético Nacional.

 

PASO A PASO

Con un contrato de 3 años, James confirmaría su último paso por la élite del fútbol sudamericano. Atlético Nacional sería su casa, Guarne su lugar de batalla y el Estadio Atanasio Girardot su coliseo donde debía responder siempre.

El primer semestre para el colombiano sería el de la clara diferencia. El hombre que una vez vistió las camisetas del Real Madrid y Bayern Múnich ahora llevaba la verde de Nacional. Con dos Copas Libertadores a sus espaldas, una crisis en las relaciones entre la afición y la directiva, y la responsabilidad de solucionarlo todo.

La primera temporada estaría llena de presión, con la Copa Libertadores como el principal objetivo de Atlético Nacional. Mientras en Colombia el universo James se adueñaba de la esfera local, en el ámbito internacional los argentinos, que una vez se burlaron del cruce entre los paisas y la Academia, comenzaban su tarea de desprestigio contra James:

“Es un jugador frío, ¡Pecho Frío colombiano! que fracasó, un solo año boludo, un solo año bueno el resto vivió de la fama ¡Racing debe pasar sin problemas!” 

El miedo era claro, la llegada del “Niño dorado” a Atlético Nacional marcaría un antes y un después en territorio colombiano y en Sudamérica. El “10” sería inmortal, y Racing no sería rival para la magia del colombiano. Una victoria por 2-0 en el Estadio Atanasio Girardot y un empate 1-1 en el Cilindro darían la mejor presentación a James, quien demostraría quién era el verdadero Rey en Sudamérica.

La segunda mitad del 2023 traería cambios al fútbol colombiano. El arribo de James y su éxito en tan solo un mes de competencia demostrarían que la élite de la historia del fútbol colombiano estaba más presente que nunca. Los rumores de la vuelta de Cuadrado, Ospina, Falcao y varios otros ídolos estaban en boca de todos. La actuación del 10 era descomunal, y ahora tenía un desafío que no podía saltarse: Boca Juniors lo esperaba en La Bombonera.

Si algo sabe el fútbol colombiano, es que para lograr grandes gestas, debes hacerlo con grandes equipos. Y esa escuadra conformada por Dorlan y James era una genialidad. El primer juego en el Estadio Atanasio Girardot finalizó sin goles, un típico juego de Almirón que sería suficiente para decidir todo en Argentina.

 

CUESTIÓN DE HISTORIA

La Bombonera recibiría a Atlético Nacional con total hostilidad. El temor estaba presente. Uno de los peores Boca de la historia se enfrentaría a uno de los futbolistas más grandes en la historia del fútbol colombiano:

Los primeros 15 minutos permanecieron con un cero en el marcador, el asedio por parte de Boca era predecible. Hasta que una genialidad de Dorlan destrabó los nervios: una falta en plena diagonal izquierda del arco rival, en la periferia del área de Boca, le daría una ocasión gloriosa. Los comentaristas reaccionaron:

– ¿Recuerdan el último gol de Juan Román Riquelme en los superclásicos? Fue en esa misma cancha, desde una distancia similar, perfil opuesto. ¿James logrará hacerlo?

Como un presentimiento, aquel último tanto del “Último 10” del fútbol argentino se repetiría, esta vez con una zurda tan precisa como la derecha de Román. El gol de James dejó en silencio a La Bombonera. James miró desafiante a la hinchada mientras corría hacia la bandera de córner para celebrar con sus compañeros. Los insultos llovieron, pero qué importaba, el gol estaba ahí, la ventaja estaba ahí. Ahora solo era cuestión de sabiduría.

Los minutos pasaron y la presión constante de los argentinos aumentó, encontrándose con la misma barrera que había enfrentado durante toda la temporada: la falta de creatividad frente al arco rival. Así, entre esfuerzos desesperados, Atlético Nacional se hizo con la clasificación a los cuartos de final de la Libertadores. ¿Cómo no ilusionarse al vencer a Boca Juniors?

 

ASÍ COMENZÓ

La Libertadores como principal objetivo llegó a su fase decisiva gracias a James, quienes lo criticaban estaban callados, en silencia bajo los resultados, después de todo, tras alcanzar las semifinales y conseguir un anticipado boleto a las finales del fútbol colombiano, el “10” había demostrado su peso, pero no hay final feliz sin suerte y en esta historia, eso que llamamos suerte, dejó de existir.

Nuevamente el Sóleo de su pierna derecha llamaba a la puerta, la lesión de ataño volvía a aparecer en los momentos decisivos, la mala suerte recurrente regresaba como atisbos de los resultados venideros.

En liga, Atlético Nacional comandó los cuadrangulares junto con América de Cali, dejando rezagados a Junior y Alianza Petrolera. Los paisas, con el punto invisible al ser cabezas de serie definían su clasificación en el Pascual, un punto les bastaría para clasificarse, pero los viejos demonios regresaría, en forma de un viejo conocido, Edwin Cardona terminaría liquidando el juego, dejando a Nacional sin liga.

Pero llegaba el momento más importante, la semifinal de Copa Libertadores ante Palmeiras. Los eruditos de turno no dejaban de criticar a James, argumentando que se había borrado en los momentos importantes, olvidando la temporada brillante del “10”, en donde había logrado marcar 14 goles y había asistido en 12 ocasiones, una locura. 

Aquella primera semifinal en el Atanasio finalizó con un agónico empate a un tanto, el Verdao estaba más listo que nunca “¿James arriesgaría?” Eran las preguntas que se hacían todos, las redes sociales se pronunciaban #VamosJamesdeMiVida. La lista de convocados daba a James entre suplentes, pero estaba claro que el riesgo de romperse estaba, pero el orgullo de un crack siempre sale a flote.

El partido de vuelta comenzaba con una clara ventaja para los brasileños, pero lejos de sobreexcitarse, Nacional aguantaría con valor, el de todo un equipo campeón, pero al final de la primera parte, el Verdao convertía el primer gol.

La intimidad, incluso de un camerino ficticio no se revela, pero el “10” salió a la cancha motivado por sus compañeros que tenían sed de gloria, El Rey de Copas debía hacer respetar su reino, matar o morir era la consigna de esa segunda parte.

Como en toda su carrera, James brilló cuando el momento lo requería. Lo dio todo en un Allianz Parque que lo recibió con insultos cada vez que tocaba el balón. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos y su lesión que lo hacía cojear, Palmeiras resultó ser muy superior. El 2-0 marcó la sentencia. James, entre renqueos, trotaba por el campo antes de ser sustituido a falta de 5 minutos.

Así terminaba el primer semestre para James Rodríguez. Una nueva historia llena de triunfos y fracasos, logros individuales y una necesidad impulsiva de ser campeón.

 

CONTINUARÁ…

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