Estamos en el 2030. Nuestra amada Colombia, la nación del glorioso y siempre poderoso Aston Huila. Dígalo con orgullo: ¡El país de la dinastía Opita!
Bienvenidos a Neiva, la capital bambuquera de Colombia, la ciudad de San Pedro y el Sanjuanero. Aquí, donde la generosidad abunda.
Este es el hogar del todopoderoso Aston Huila, el pequeño grande del fútbol colombiano. Nuestro orgullo de la ciudad.
Ni se imagina lo que era antes…
Haga de cuenta que es la típica historia de un club cenicienta, del que todos se burlaban. El equipo cuyo estadio se derruía entre los escombros, los olores a orines y las ratas de alcantarilla que encontraban aposento en lo que parecía un declive sin prisa de nuestro equipo. Justo allí, en las penumbras y el calor sofocante, el modesto Huila fue rescatado por un hombre que cambiaría su historia para siempre.
¿Cuándo fue eso?
Hmmm, de eso tantico hace unos años. En el 2023 nos dieron la noticia. Muchos incrédulos nos tomaron en broma y vea usted que fue cuestión de meses para taparle la boca a más de un zopenco de esos, que pululan en las redes sociales.
Hoy nos dicen la magia Opita.
Pere mire le cuento bien qué pasó:
Lo primero que hizo este señor fue demoler el estadio. Eso llegaron grúas y removieron escombros. Por aquí vinieron unos gringos y levantaron planos. Y ya lo ven, aquí tienen a nuestro Huila Park. Los abonos se venden toditos como pan caliente. 60.000 almas huilenses fervorosas, que no dejan de cantar y el equipo que les corresponde.
¡Ja!, porque vaya usted y vea la banda tan brava que tenemos.
Después de que Falcao se retirara con nuestro manto sagrado, el equipo instauró una política: La de los puros extranjeros. 70% con cracks de afuera por un 30% del talento local porque el “Huila debe ser un equipo con visión internacional”, dice el dueño. Cómo nos reíamos al principio hasta que comenzaron a llegar esos hombres. De Brasil, los argentinos, trajeron un uruguayo y de Europa pusieron la mira en una de estas estrellas jóvenes.
En su momento dijeron que a Haaland lo palabrearon para reforzar el ataque cuando esté cerca de retirarse, pero la verdad es que a este ritmo que vamos llegará antes de tiempo porque trayendo jugadores así los abonos y camisetas se venden como mazorcas en San Pedro.
Es que eso sí, el tipo pa’ negociante es un teso.
De técnico, pues al principio comenzaron con don Reinaldo y ganamos la Sudamericana, que esa es otra historia.
Luego les dio por contratar gente de afuera. Eso sí, todos ganadores. Llegaron Tite, ese señor… espéreme me acuerdo: PO-QUE-TIN… ¿Así? No, no, no. creo que es poche. Bueno, en fin, ese del apellido raro. Hablaron con don Carlo, el que ganó todo con el Real Madrid, pero como el hombre estaba en plan jubilado recomendó al Simeone. Ahora estamos con el señor Tuchel, el alemán ese que hasta buena gente salió.
¿Qué por qué viene tanta gente en enero si el Huila no juega?
Venga le explico. Hinchas de otros equipos llegan aquí para tomarse fotos en nuestras instalaciones, unos muertos de la envidia, otros sencillamente asombrados por la magnificencia de la Ciudad Amarilla. La rodadita se la pegan cada seis meses porque cuando el Huila está en competencia les ha tocado hasta cerrar fronteras de tanta gente que quiere verse un partido en vivo. Es que acá ver al Huila es como un peregrinaje.
¿Qué la Sudamericana ganada a River? Ah nooo, es que cuando uno está pa’ tamal del cielo le caen hojas.
Fue al año de haber llegado la nueva administración, que el equipo de don Reinaldo se clasificó a la Sudamericana. Ahí vinieron las primeras compras. Armaron un equipazo supuestamente para competir con honor. ¡Qué va! Eso se les veía el hambre de ganar todo. A la final en el Maracaná llevaron caravanas de hinchas y le ganamos a los del River Plate por 3 – 0.
¡Ja! que dizque fue de chipiripa que les dimos duro a esos descachalandrados.
Pero venga, no se me aburra. Tómese unos guarilacos porque le voy a contar la máxima: La de los tres títulos de liga seguiditos en el efepecé.
Después de ganarles a los del River acá nos miraron con más respetico. La final con los del Atlético Nacional fue un bambuco aquí y allá. Les dimos la vuelta olímpica en el Atanasio ese, que nada que lo arreglan y ya hasta se me parece a los que nos tocó sufrir con el Plazas Alcid… en fin… cosa de ellos. Eso nos aplaudieron y de ahí derechito pa´Neiva donde estuvimos de fiesta una semana.
Al otro año, sancocho de gallina. Eso los mandamos chapeados de la bronca a Bogotá. 4 – 0 en Neiva y en la capital, ¡oleeee! 2 – 0 en el primer tiempo, 6 – 0 en el global pa’ que afinen.
¿El tolimita? Nooo, pere un momentico. De eso ni se menciona por aquí. Uno hablando de títulos y salen con los vecinos. Esos hijuemadres ni rajan y ni prestan el hacha. Hacen fiesta cuando nos empatan.
Ahora sí, venga le sigo contando la del Tri. Fue con los rojos de Cali. Al América lo goleamos 3 – 0 facilito en el Pascual y aquí querían venir con su hinchada y nada. Fiesta amarilla. Un 2 – 0 suave para que después no digan que aquí se les atiende tosco.
Ya este año en la Libertadores vamos embaladitos. Le tomamos el tiro al cuento ese de la gloria continental y ya vienen con respetico, nos dejaron de poner arbitrajes chuecos y cuando vamos a la Bombonera, nada de neblinas y “que jueguen que aquí no pasa nada”. En semis nos toca con el Flamengo y si ganamos… ¡agárrate Boca! Mejor que los de la FIFA nos vayan sacando una reseña para que nos tomen como ejemplo porque a este equipo lo querían desaparecer y vea hoy donde estamos…
¡Ta mañana!