El beso al escudo: pasión, reacción y orgullo verdolaga



En el fútbol, los gestos tienen un peso simbólico muy fuerte. Quedó demostrado tras el clásico paisa de Liga BetPlay, en que el beso de Edwin Cardona al escudo de Atlético Nacional se convirtió en un acto cargado de controversia y significado.

Él fue sancionado con dos fechas de suspensión y una multa de $2.600.000 por besar el escudo mirando a la tribuna rival; y reaccionando a eso, René Higuita y Jéfferson Duque, dos íconos verdolagas, decidieron resignificar este gesto al publicarlo en sus redes sociales. Sus fotos besando el escudo del equipo tomaron relevancia como una muestra de orgullo y amor por los colores que representan.

La reacción de Higuita y Duque no es fortuita. Más allá del contexto de la sanción a Cardona, su acto se percibe como una defensa del símbolo del club en un momento en que un gesto similar fue catalogado como provocador. Para la afición verdolaga, besar el escudo no solo es una expresión de pertenencia, sino también una reafirmación de identidad frente a cualquier adversidad. Es una forma de decir que el amor por el equipo trasciende las sanciones, los resultados e incluso los conflictos.

Mientras que Cardona enfrentó una sanción por su beso al escudo al interpretarse como un acto hostil hacia la tribuna rival, el mismo gesto en otros contextos se celebra como una muestra de fidelidad a la que varios hinchas de Atlético Nacional responden haciendo lo mismo.

El gesto de Higuita y Duque, respaldado por la afición que comenzó a replicarlo, es un ejemplo del poder que tiene el fútbol para movilizar sentimientos colectivos. Lo que comenzó como una acción polémica se transformó en una manifestación de unidad para los seguidores de Atlético Nacional. Este episodio nos recuerda que el fútbol no es solo un deporte: es una arena de emociones, identidad y narrativas que se escriben tanto en la cancha como fuera de ella.

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