Uno de los referentes en la actualidad de Atlético Nacional es Felipe Aguirre, quien llegó al club a los 11 años e inspiró su carrera en un ídolo verdolaga.
Así lo contó él mismo en entrevista en EL COLOMBIANO. Detalles de sus inicios como futbolista, carrera en la que también jugó para Itagüí Leones, Celaya (México) y Montevideo Wanderers (Uruguay). Todo empezó para él en la Universidad de Antioquia y continuó en el cuadro verdolaga al que volvió para ser ficha clave. Hoy es difícil imaginar al equipo sin su presencia atrás.
Los inicios de Juan Felipe Aguirre en el fútbol
“Nací y me crié hasta los 8 años en el barrio Castilla, abajito de la unidad deportiva José René Higuita, por la iglesia San Judas. Después me fui para Las Cabañitas en Bello. Según mi mamá, empecé a jugar a los 4 años en la Universidad de Antioquia. Ella me metió porque ya no aguantaba más que le rompiera las porcelanas (risas). A los 10 años jugué una temporada en Envigado y después en un equipo de Campo Valdés del periodista Giovanni Valencia. A los 11, me presenté a la escuelita de Atlético Nacional, me recibieron los profes Nicolás Herazo y Diego Echavarría, que me dijeron que me escribiera con ellos que el otro año podía jugar Ponyfútbol. Ahí empezó mi proceso en el club”, narró en la entrevista ya mencionada.
Allí también dijo que siempre había sido zaguero. Ser defensor es lo que más le gustó en el fútbol y lo que siempre intentó, tomando como referencia a Andrés Escobar. Aunque nunca vio al ídolo verdolaga en cancha, sí lo usó como inspiración por lo que upo de él gracias a su padre.
“Mi papá hablaba mucho de Andrés Escobar y aunque no tuve la oportunidad de verlo, cuando iba a la unidad deportiva de Belén y veía su estatua, yo decía que quería ser así de grande”. Ese fue su primer gran referente. Y luego, al mencionar otro del fútbol internacional, agregó: “Me gustaba mucho el español Carles Puyol por su entrega en la cancha que, sin ser el más técnico, siempre mostraba ganas y garra, dejaba todo por el equipo”.
El regreso a Atlético Nacional
Previo a ser el zaguero consolidado en el que empieza a convertirse, en el club decidieron darle rodaje en otros equipos. Jugó fuera del país y cuando salió Emanuel Olivera del plantel, se pensó que era su momento. “Estaba en Uruguay y me llamaron de Nacional, me dijeron que estaba en una lista, que me iban a observar. Como siempre, lo dejé en manos de Dios y después me confirmaron que todo iba avanzando y que era de los fichajes para llegar al club. No me lo creía. Fue una felicidad total, es un sueño, no solo mío sino de toda mi familia”.