A pocas horas del partido definitivo en Ibagué, en Deportes Tolima crece la inquietud por la baja respuesta de la afición en la compra de entradas para la gran final de la Liga BetPlay II – 2025. El golpe recibido en Barranquilla, con la derrota 3-0 ante Junior, no solo afectó lo deportivo, sino que también dejó una profunda sensación de resignación entre los hinchas Pijaos, quienes en su gran mayoría perciben la serie como prácticamente definida.
Esa lectura pesimista se ha reflejado directamente en las taquillas. Lejos de un ambiente de final, la venta de boletería avanza a un ritmo muy por debajo de lo esperado para un partido de esta magnitud.
Apatía en la hinchada tras el duro golpe en Barranquilla
La goleada sufrida en el juego de ida apagó el entusiasmo que normalmente rodea una definición de título. En la ciudad no se respira clima de final: no hay calles teñidas de vinotinto, ni vendedores ambulantes ofreciendo camisetas o banderas, ni conversaciones generalizadas sobre una posible remontada histórica.
Para muchos aficionados, la misión que enfrenta el equipo es vista como casi imposible. Esa percepción ha llevado a que numerosos hinchas opten por no adquirir su boleta, convencidos de que el desenlace ya está escrito.
Tribunas con amplios sectores aún disponibles
Este domingo se habilitó la venta de entradas individuales para el partido de vuelta, y el panorama sorprendió incluso a los propios directivos. A excepción de la tribuna Occidental, que se encuentra completamente agotada desde hace varios días, el resto del estadio Manuel Murillo Toro presenta una alta disponibilidad de localidades.
Las tribunas Norte, Sur y Oriental muestran un movimiento muy bajo, siendo Oriental la que menos interés ha despertado. Incluso en Occidental, donde las boletas ya fueron vendidas en su totalidad, existe la preocupación de que varios aficionados desistan a última hora y no asistan al estadio.
La estrategia comercial que no terminó de funcionar
Conscientes de que la final podía ser un gancho importante, desde el club se diseñó un plan de comercialización por etapas, que incluía combos con la entrada al partido de vuelta y el abono completo para la primera fase del 2026-I, a un precio más favorable.
Sin embargo, la estrategia no tuvo la acogida esperada. Aunque estos paquetes siguen disponibles, la respuesta fue tibia y no logró generar el impacto que la dirigencia proyectaba. Ahora, el escenario más probable es que algunos hinchas se animen a comprar su boleta de manera aislada y a última hora, aunque sin que eso se traduzca en un lleno significativo.
Un estadio que difícilmente lucirá a reventar
Históricamente, la hinchada del Deportes Tolima no se ha caracterizado por acompañar en masa durante todo el semestre, y esta final parece confirmar esa tendencia. Con el marcador adverso y el golpe anímico reciente, todo apunta a que el ‘Mamut’ presentará varios sectores vacíos al momento del pitazo inicial.
El desafío deportivo es mayúsculo: el equipo necesita una remontada inédita para conquistar su cuarto título de Primera División, un escenario que la mayoría de sus seguidores ve con escepticismo.
La posibilidad de abrirle la puerta a la hinchada visitante
En principio, el club anunció la prohibición total del ingreso de aficionados de Junior, así como de cualquier elemento alusivo al equipo visitante, en línea con las medidas de seguridad y convivencia.
No obstante, ante la baja venta de boletería local, en las últimas horas ha surgido la versión de que la directiva estaría evaluando flexibilizar esta decisión. La idea sería permitir, a última hora, la venta de entradas a hinchas rojiblancos, buscando mitigar el impacto económico si el resultado deportivo termina siendo adverso.
Voces de la afición: resignación y esperanza mínima
Sebastián Díaz, uno de los pocos hinchas captados comprando boletas de manera presencial, expresó su tristeza por el panorama actual en declaraciones al diario El Heraldo de Barranquilla:
“Primero que nada, da mucha tristeza, miren esa taquilla. Si el resultado hubiera sido otro, esto no estaría así, estarían pagando y vendiendo puestos para todo”.
Aun así, apeló al recuerdo de otras gestas recientes:
“Con Tolima siempre hemos sido, no sé, unos 5.000 fieles por mucho. La esperanza es lo último que se pierde, en la final con Nacional veníamos de un resultado 2-0 abajo y en el primer tiempo les metimos dos. Tenemos que salir a comernos al Junior”.
Pese a ese optimismo moderado, el propio aficionado fue realista sobre la asistencia:
“Quisiera, pero creo que se van a llenar algunas tribunas, no todas. Con el dolor de mi alma, conociendo a mi hinchada, no creo que el estadio vaya a estar al ciento por ciento”.




