El pasado 16 de julio se celebraron 72 años del Maracanazo, uno de los partidos más simbólicos de la historia deportiva, cuando Uruguay se impuso 2-1 sobre Brasil, anfitriona de la cuarta edición de la copa del mundo, y gran favorita a ganar el torneo.
Aunque el día que Brasil lloró ocurrió un año antes de la primera transmisión televisiva a color, una nueva implementación de la inteligencia artificial, ha conseguido rememorar el decisivo encuentro a todo color, gracias al uso un sistema de redes GAN “entrenado” para tal fin.
Un duelo por la perfección
En un sistema GAN, dos inteligencias artificiales compiten entre sí para generar datos y discriminarlos simultáneamente, a fin de acercarse al resultado deseado. Mientras una red “generadora” aprendió a transformar imágenes a color en blanco y negro para posteriormente revertir el proceso, la red “discriminadora” fue cargada con imágenes reales y aquellas creadas por la red generadora para validar la autenticidad de los resultados.
Al tratar de superarse la una a la otra, y contando con una copia del partido de buena calidad, se consiguió reestablecer los colores, texturas, luces y sombras en la forma más realista posible, apreciándose desde el tono de las camisetas de los jugadores, hasta las expresiones de derrota de los aficionados cariocas.
El avance abrirá una nueva etapa para la reconstrucción histórica de eventos deportivos pasados, pues incluso es capaz de reparar fotografías deterioradas, así como crear imágenes a partir de textos, lo cual da la posibilidad futura de recrear partidos de la época basándose en narraciones transcritas.
Si bien el uso de las IAs está adquiriendo mayor presencia en el deporte, estas se han utilizado extensivamente en otros sectores del entretenimiento como el casino en línea. Con ellas, los jugadores consiguen animarse a conocer nuevos casinos online, al generar una experiencia de juego mucho más fluida, visualmente atractiva y atender a los usuarios de forma puntual, respondiendo sus dudas más frecuentes.
La final que silenció a un país
El 16 de julio de 1950, más de 200.000 aficionados desbordaron el Maracaná, el mayor estadio de fútbol de la época, para presenciar el último duelo entre Brasil y Uruguay para definir al campeón del mundo. Necesitando solo un empate para ganar, el ambiente era triunfalista para los locales, quienes ya tenían los titulares de prensa listos con el Brasil Campeão Mundial y las carrozas preparadas para el festejo. Incluso el presidente de la FIFA, Jules Rimet, había preparado un discurso en portugués como homenaje a los seguros campeones.
Sin embargo, aunque la verdemarela estuvo dominante en el campo durante el primer tiempo, la celeste contuvo el ataque dejando su portería en cero. Al inicio del segundo tiempo, Brasil abrió el marcador con el primer tanto para deleite de los locales, pero Uruguay consiguió remontar con dos sendos goles en el minuto 66 y el 79 que ahogaron los gritos de la afición.
A pesar de los esfuerzos, Brasil no pudo conseguir el empate, bastando el pitazo final para terminar de sentenciarlos a la derrota. Mientras los bicampeones uruguayos y algunos aficionados celebraron su victoria en la seguriddad de la embajada uruguaya, los brasileños conmocionados en el campo y las gradas se retiraron en silencio, dejando tras de sí el penoso recuerdo del Maracanazo.