Juan Pablo Sorín, exfutbolista de Argentina, cumplió la promesa. Como su país ganó la Copa América él se quitó la barba.
A Juan Pablo Sorín, el de ahora, el ya futbolista retirado, se le conocía por un rasgo distintivo en su rostro. Una frondosa barba, espesa, completa y desordenada. Al lado de su cabellera ondulada lucía como un náufrago.
Sorín se la dejó por mucho tiempo, orgulloso de ella. Nada que ver con sus mejores épocas como jugador, cuando solo chicaneaba con su cabellera.
Apuesta cumplida, adiós a la barba
“Si Argentina gana, si conseguimos otro título después de tantos años, después de estar tan cerquita, estar ahí en la final del Mundo también, se va, chau, chau, se va la barba de una vez por todas y festejamos sin barba», dijo.
Y al cabo de un mes la Selección Argentina se quitó la mufa de 28 años sin títulos con la conquista de la Copa América nada menos que contra Brasil, en el Maracaná.
Sorín, entre la dicha y la amargura por aquella barba venerada, no tuvo más remedio que cumplir con su promesa.
