El 2024 marcó el cierre de una era en la historia de América de Cali con la despedida de Adrián Ramos, quien jugó su último partido en el club en la final de la Copa BetPlay ante Atlético Nacional. Y como no se logró el título, Adriancho decidió irse disculpándose con la afición: “No pudimos cumplirle a la gente, que nos disculpe”, dijo en su salida de la cancha.
Con 305 partidos disputados y 105 goles anotados, Adrián deja una huella imborrable en el corazón de los hinchas rojos, que lo vieron crecer y brillar durante su tiempo en el club. Su despedida no solo fue un adiós al club, sino también a una historia llena de momentos de gloria y sacrificio.
El último partido: un final lleno de sentimientos
El día de la final ante Atlético Nacional, todo el estadio vibraba con la expectativa de ver a uno de los ídolos más grandes del club disputar su último partido. El juego, que estuvo marcado por la emoción y la tensión, terminó en empate 0-0, lo que dejó a América de Cali con el subtítulo y a Adrián Ramos con un sabor agridulce.
Sin embargo, la verdadera despedida vino tras la interrupción del partido, cuando los hinchas invadieron la cancha, creando una atmósfera de incertidumbre y tensión. Después de este incidente, Adrián Ramos volvió al campo para dar una vuelta a la cancha, rodeado de los aplausos y el cariño de la hinchada que lo ovacionaba como el ídolo que siempre fue.
Con lágrimas en los ojos, Ramos expresó: “No pudimos cumplirle a la gente, que nos disculpe”. Sus palabras, llenas de humildad y gratitud, reflejaron el amor que siempre sintió por el club y su gente. Aunque no pudo conseguir el título en su despedida, su legado ya estaba asegurado en la historia del club. Así se le vio al final del juego, en una corta charla en Win Sports.
💔🥺 ¡SE DESPIDIÓ EL ÍDOLO, CON LÁGRIMAS DE UN GUERRERO! ¡El sentimiento, reconocimiento y disculpas de Adrián Ramos en su último partido en el Pascual Guerrero con la camiseta de América para la hinchada! #FINALCOPAxWIN 👹 pic.twitter.com/38GIe7omB1
— Win Sports (@WinSportsTV) December 16, 2024
Adriancho, un ídolo que deja huella
Adrián Ramos no solo es el cuarto máximo goleador de la historia del club, sino también una de las figuras más queridas y respetadas por los aficionados. Con 105 goles y 2 títulos ganados, su paso por América de Cali fue una mezcla de sacrificio, entrega y esfuerzo constante. Desde su llegada al club, Adrián se ganó el cariño de los hinchas gracias a su capacidad goleadora, su trabajo incansable en el campo y, sobre todo, su compromiso con los colores de la camiseta roja.
A lo largo de los años, sus goles fueron fundamentales para llevar al equipo a momentos de gloria, dejando una marca en cada partido y en cada celebración. Pero más allá de los números, lo que realmente hizo grande a Adrián fue su carácter y su amor por la institución. Con humildad, siempre estuvo dispuesto a dar lo mejor de sí para ver a América de Cali alcanzar las metas más altas.
Un adiós con aplausos y gratitud
Al finalizar el partido, y con el empate que dejó a América de Cali con el subtítulo, Adrián Ramos se despidió entre aplausos de la hinchada. La emoción invadió el Pascual Guerrero, el estadio que lo vio crecer como jugador y que hoy lo despidió como un verdadero ídolo. Su legado permanecerá en la memoria colectiva de todos los que tuvieron la oportunidad de disfrutar de su talento y dedicación.
Aunque el título no se consiguió en su último partido, Adriancho se va del club con la satisfacción de haber sido una pieza clave en la historia del equipo, dejando una huella profunda que será recordada por siempre. Su despedida no es el final de su vínculo con América de Cali, sino el comienzo de una nueva etapa en su vida, pero siempre con el corazón rojo y blanco.
El legado de un ídolo en América de Cali
Hoy, Adrián Ramos es un nombre que se recuerda con admiración en las páginas doradas de América de Cali. Con su despedida, se cierra un capítulo brillante en la historia del club, pero su legado permanecerá intacto, inspirado por su amor al fútbol y a la camiseta que defendió con honor. ¡Gracias, Adrián!