Carlos Ramírez, como lo hizo en Río 2016 cuando ganó el bronce, repitió podio olímpico. Fue tercero en la final del BMX masculino.
Los dos colombianos quedaron ubicados en la misma serie semifinal. La primera manga mostró a Carlos Ramírez en mejor condición, supo acomodarse y cerró cuarto. Mejor que Vincent Pelluard, sexto. Los pilotos de Francia dieron continuidad a su favoritismo, mientras que en la otra serie el holandés Niek Kimmann se pavoneaba, seguido por un sorpresivo segundo lugar de Ecuador, representado en Alfredo Ocampo.
Los tiempos de carrera señalaban que todo aquel que estuviera sobre los 40 segundos o menos tendría chances de meterse en la gran final. Detalle no menor, ya que los colombianos promediaron 41.
La segunda carrera de nuevo arrojó un cuarto lugar para el colombiano Ramírez, en defensa a ultranza de esa posición para competir en la gran final. Pelluard fue sexto, con chances de meterse a la reyerta definitiva, siempre y cuando consumase una proeza.
Carlos Ramírez consiguió el cupo a la final, gracias a un segundo lugar en la tercera carrera de las semifinales, caracterizada por los tropiezos. Hubo caída y en medio de la dificultad renació la confianza del piloto colombiano. Por otra parte, Pelluard llegó sexto y no le alcanzó el puntaje para ir por la carrera que da medalla.
Final masculina en el BMX
Carlos Ramírez nunca perdió la esperanza. Precisión y lleno de fe. Estratégico, voluntarioso. Por segunda vez en unos olímpicos fue bronce.
Una final muy dura, que se definió en detalles. En la suerte también porque una caída le dio el podio. Carlos Ramírez le dio la segunda medalla a Colombia en las presentes olimpiadas.
“No me la creo. Pocos saben, pero tengo una rodilla…”, dijo, jadeando, lleno de emoción. Carlos tuvo una caída antes de los olímpicos y con esa dificultad física llegó a las justas deportivas por excelencia. Premio a un luchador incansable.