Tremendo. Su jugada es de un nivel increíble, propio de un jugador muy bien dotado en lo técnico. Daniel Ruiz hizo magia y se llevó todos los aplausos.
Ruiz, en modo artista. ¡Invente!
Entonces el mago saca un truco nuevo. Bueno, para la gente tal vez porque sus movimientos muestran la maestría de un arte forjado en el yunque del ensayo y error. Cuántas veces lo habrá hecho en las prácticas. Que no se animara en un partido oficial es por cosas del juego en sí, de no exponerse. O no pasar de sobrador ante sus rivales. A él, más que a nadie, le cobran cualquier sortilegio con el balón. Lo golpean, le hablan, le insultan. Daniel contra todos, es su arte, su fútbol.
Sucedió en el primer tiempo, con un equipo azul montado en el juego, dominio, marcador a su favor. Lujos van y vienen. Tocar, recibir, disparar. Daniel controló y como por arte de magia, quien lo marcaba, quedó en ridículo. La pelota estaba en otro lado, uno que no imaginó.
Para no pasar vergüenzas, tenga su sablazo. Ruiz cayó, se retorció. “¡Ojo con esa falta!”, decían en los comentarios de televisión. La repetición no miente: Hárold Gómez se molestó con Ruiz por haberle hecho semejante jugada. No les gusta. Entre los profesionales existen ciertos códigos y se cuestionan tales acciones como una forma de pasar de soberbio, ridiculizar sin sentido.
Ese truco de Ruiz, total, ya es viral. En adelante, cuando se cite este partido, el recuerdo será “ah, sí, el de la jugadota de Daniel”. Sí, ese que ganó Millonarios 2 – 0, mereciendo más. Jugó muy bien el equipo Embajador.