El Once Caldas selló su clasificación a los Cuadrangulares semifinales de la Liga BetPlay este domingo tras vencer 1-0 al Deportivo Cali en el Palogrande. Con esta victoria, el equipo manizaleño cerró el todos contra todos en la séptima posición con 33 puntos, asegurando su lugar en las instancias definitivas del campeonato.
El sorteo no fue benévolo con el Blanco, Blanco: compartirá grupo con Atlético Nacional (vigente campeón), Millonarios FC e Independiente Santa Fe, tres rivales de peso que hacen de esta zona las más compleja. Sin embargo, hay razones sólidas para que el hincha del Once crea firmemente en que la quinta estrella no es una utopía.
Dayro Moreno, el alma y el gol del Once Caldas
La principal carta del Once Caldas en esta lucha por el título tiene nombre propio: Dayro Moreno. El veterano goleador atraviesa un momento brillante desde su regreso al club hace dos años. Motivado, enfocado y liderando el proyecto deportivo, Dayro ha roto todos los récords posibles: se convirtió en el máximo anotador histórico de la Liga Colombiana, superando a Sergio Galván Rey y, además, es el Máximo Goleador Colombiano de todos los tiempos, por encima de leyendas como Víctor Aristizábal y Radamel Falcao García.
Ahora va por una marca más: ser el máximo goleador en la historia del Once Caldas, distinción que también pertenece, por ahora, a Galván Rey, su excompañero en sus inicios como juvenil. Cada gol de Dayro en este momento representa algo más que puntos: es esperanza pura para toda una hinchada que lo adora y que lo ve como su mayor ídolo. Si Dayro Mauricio Moreno Galindo está encendido en los Cuadrangulares, Manizales puede soñar en grande.
Un entorno renovado y motivado para hacer historia
El Once Caldas no siempre fue el equipo en crisis de los últimos años. Campeón de la Copa Libertadores 2004, protagonista histórico del Fútbol Profesional Colombiano, el Blanco viene de vivir cinco años oscuros marcados por inestabilidad institucional, múltiples cambios en el plantel y cuerpo técnico, y serios problemas deportivos que incluso lo acercaron peligrosamente al descenso.
Sin embargo, esa etapa parece haber quedado atrás. El proceso de reconstrucción comenzó paso a paso y hoy el presente del Once es distinto: sólido, confiable y ambicioso. El hincha lo siente: hay una conexión muy fuerte entre afición, jugadores y cuerpo técnico. En Manizales se respira desde hace más de un año un ambiente de que el título está cerca. Hace seis meses se quedaron a un solo punto de jugar la gran final; esa experiencia dejó lecciones valiosas que hoy nutren la mentalidad de un grupo más maduro y enfocado.
Hernán Darío Herrera, sabiduría y temple desde el banco
La mano del técnico Hernán Darío Herrera ha sido determinante en el resurgir del Once Caldas. El popular ‘Arriero’ Herrera completa año y medio al frente del club, y su sello de trabajo se nota bastante: es un entrenador sereno, que transmite confianza, y que ha sabido potenciar lo mejor de su grupo. Su experiencia —más de 20 años en los banquillos colombianos— y su reciente título con Atlético Nacional le dan respaldo.
Bajo su mando, el Once no solo ha tenido una campaña destacada en la Liga BetPlay, sino que también ha dejado una buena imagen en la Copa Sudamericana 2025, mostrando que puede competir a nivel continental. El equipo tiene su identidad y esa lleva el ADN del Arriero.
Un equipo obrero, sin egos y con roles definidos
A veces las plantillas con muchas estrellas fracasan. Este Once Caldas ha encontrado una fórmula distinta: un solo referente claro y estrella, Dayro Moreno, y un grupo que entiende perfectamente su rol. No hay confusión, no hay lucha de egos. Cada jugador sabe lo que debe hacer y lo ejecuta con disciplina.
Esa estructura colectiva ha sido vital para sostener el rendimiento. Además, Dayro, lejos de convertirse en un peso, ha sido un líder positivo, con carisma y ascendencia sobre sus compañeros. En este equipo no hay estrellas individuales, hay un grupo comprometido con una causa común: volver a ser campeón.
El Palogrande, un fortín como en los viejos tiempos
El estadio Palogrande volvió a latir con fuerza. Cada partido en Manizales se ha convertido en un carnaval, con un ambiente cargado de emoción, apoyo y aliento incondicional para el Blanco. La hinchada ha recuperado la fe y ha hecho del Palogrande un escenario temido por los visitantes.
Ese impulso desde las tribunas ha sido clave para este nuevo Once. Junto a todo lo anterior, el factor localía puede ser determinante en esta fase final de la Liga BetPlay. En la ciudad hay una energía especial, la ilusión está viva y el objetivo claro: lograr esa quinta estrella que se ha resistido desde hace 15 años.