Junior de Barranquilla: relación insostenible con César Farías y un ciclo que jamás encajó

La nueva derrota ante el DIM dejó a Junior sin posibilidades de llegar a la final de la Liga BetPlay I-2025

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César Farías presenta evidente desconexión y desgaste con la afición Rojiblanca

La situación de Junior de Barranquilla con César Farías llegó a un punto límite. La eliminación anticipada en los cuadrangulares de la Liga BetPlay fue solo el desenlace de un ciclo que nunca logró consolidarse en el equipo Rojiblanco. Más allá de los resultados, el estilo de juego, la desconexión con la hinchada y la falta de identidad futbolística terminaron rompiendo una relación que desde sus inicios mostró señales de incompatibilidad.

Un proyecto que nunca encontró su rumbo

En medio de este panorama desolador, el foco de las críticas apunta de lleno al técnico venezolano César Farías, quien asumió el cargo hace 10 meses. Desde su llegada, su idea de juego generó un choque frontal con la cultura futbolística de Junior, históricamente acostumbrado a un estilo basado en la posesión de balón, el toque y el buen trato técnico. Farías propuso un modelo diferente, enfocado en la intensidad física, la solidez defensiva y el orden táctico.

Si bien hubo algunos momentos esporádicos de buen fútbol durante su gestión, lo cierto es que nunca logró consolidar un funcionamiento fluido, ni mucho menos imponer su estilo de forma efectiva. El equipo careció de claridad para dominar los partidos, de jerarquía para definir en los momentos clave, y terminó hundido en la mediocridad.

A los pobres resultados en la Liga BetPlay se suma la eliminación temprana en Copa Sudamericana a manos de América de Cali en el mes de marzo, episodio que también dejó heridas abiertas en la afición.

La relación entre la hinchada y Farías se fracturó sin remedio

La tensión entre el DT venezolano y la hinchada de Junior alcanzó su punto máximo en los últimos dos partidos. Tras la derrota de local ante el DIM el pasado fin de semana en el Metropolitano, los insultos y reproches fueron escalando al punto de convertirse en agresiones directas con objetos lanzados desde la tribuna.

Hoy, la relación entre Farías y la afición es irreconciliable. No hay margen para recomponer una situación que claramente ha tocado fondo. Aunque existe la posibilidad de que el entrenador dirija los dos compromisos restantes, en la interna de la institución no descartan pedirle su salida inmediata para evitar mayores tensiones en el siguiente juego en casa frente al América de Cali.

Farías se resiste a dimitir, pero su salida parece cuestión de horas

Pese a la presión creciente, Farías mantiene su postura de cumplir el contrato vigente. Tras la derrota en Medellín, fue claro en rueda de prensa:

«Esa no es una pregunta que yo tenga obligación de responder, ni tampoco es para mí. Yo tengo un contrato, trabajo, me levanto todos los días con las mismas ganas. Gane, empate o pierda, siempre estoy ahí trabajando y es a lo que estoy acostumbrado. Mañana me levantaré con la misma iniciativa de querer ganar el siguiente partido y tratar de cerrar de la mejor manera, porque no nos podemos entregar».

Su respuesta deja en evidencia que, al menos de su parte, no planea renunciar de manera voluntaria. Sin embargo, las decisiones de la directiva podrían precipitar un desenlace mucho antes de lo esperado.

El plan de los dueños: el futuro técnico ya está en carpeta

Mientras tanto, los Char, propietarios del club, ya avanzan en el diseño del nuevo proyecto deportivo. Desde hace un par de semanas comenzaron las conversaciones para definir quién tomará el timón del equipo en el segundo semestre.

Por estas horas, el nombre que toma más fuerza dentro de las oficinas del club es el del ídolo uruguayo Sebastián Viera, exarquero, excapitán y referente absoluto de Junior de Barranquilla, quien ya ha tenido su primera experiencia como entrenador recientemente y cuenta con el respaldo unánime de la hinchada.

Un cuadrangular para el olvido: Junior, primer eliminado

Lo sucedido este miércoles en el Atanasio Girardot terminó de sentenciar el triste presente del equipo. Junior cayó 1-0 frente al DIM, firmando así su tercera derrota consecutiva y quedando oficialmente eliminado, cuando todavía faltan dos jornadas por disputar ante América de Cali y Deportes Tolima.

El balance es demoledor: apenas 1 punto de 12 posibles, una campaña que califican muchos como penosa y vergonzosa. El equipo que dirige César Farías nunca encontró el rumbo futbolístico ni anímico. En el Atanasio, la imagen fue clara: un equipo desganado, sin alma ni espíritu competitivo, que saltó al terreno de juego con la resignación de quien ya ha aceptado la derrota incluso antes de comenzar el partido.

Conformismo, apatía y ausencia total de carácter son los términos que mejor describen el rendimiento de buena parte de los jugadores, quienes no lograron estar a la altura del peso que representa vestir la camiseta de un club tan grande y popular como lo es Junior de Barranquilla. La eliminación, más allá de los números, deja una sensación de fracaso absoluto y una dolorosa desilusión en la hinchada.