El DIM está viviendo un cuadrangular inolvidable en la Liga BetPlay 2025-1. Después de ingresar a esta fase como el octavo clasificado, se convirtió en el líder del grupo y tiene la primera opción de llegar a la final. El equipo suma 10 puntos en cuatro partidos, producto de tres victorias y un empate, y depende de sí mismo para coronar la hazaña.
Más allá de lo táctico y lo futbolístico, hay algo emocional que viene marcando esta campaña. Una señal clara de ello se vivió en la previa del duelo ante Junior en el Atanasio Girardot. Alejandro Restrepo, el técnico del Poderoso, protagonizó un momento que rápidamente se volvió símbolo de este equipo: una arenga de alto voltaje en el vestuario, que reflejó el espíritu del grupo y la convicción que los impulsa en esta recta final.
La arenga de Alejandro Restrepo que encendió al equipo
Antes de salir al campo frente a Junior, Restrepo reunió al grupo en el camerino del Atanasio. Fue allí donde se escucharon palabras que hoy parecen haber marcado un antes y un después. “Hay una cosa que sí puede ser mejor y es la actitud. Y la actitud de hoy es actitud de campeón”, comenzó diciendo el entrenador, elevando el nivel de intensidad y enfoque del grupo previo al duelo con Junior.
La arenga fue directa, sin vueltas. Restrepo no pidió esfuerzo: lo exigió. “Si queremos ser campeones, hoy es el día. Es acá en casa. No negocien nada. No negocien esfuerzo, no negocien correr, no negocien una dividida. De entrada muéstrenle la intención de ganarle el partido”, sentenció, dejando claro que ese momento era más que un juego. Era una oportunidad de marcar el destino.
El DIM es un equipo que lo vive y lo grita
Tras las palabras del DT, el vestuario explotó con un grito lleno de energía y unión. Jugadores con las manos juntas lanzaron el rugido que hoy retumba más fuerte que nunca: “¡MEDELLÍN, MEDELLÍN CAMPEÓN!”. Ese grito fue la síntesis de una mentalidad: la de un equipo que cree, que se exige y que responde.
Y la respuesta no se quedó solo en las emociones previas. En la cancha, Independiente Medellín jugó un partido maduro, intenso y decidido. Venció a Junior por 1-0, sumó su tercera victoria en el grupo y dejó al cuadro barranquillero sin opciones. A falta de dos fechas, el DIM tiene la primera opción de clasificar a la gran final.
Una campaña que crece con corazón camino a la final de la Liga BetPlay
Lo del DIM no es solo una campaña efectiva. Es una historia de superación. El equipo clasificó a los cuadrangulares en el último lugar de los ocho disponibles, pero ha jugado como si hubiese sido el primero. Ya venció a Tolima en Ibagué, a Junior como visitante y en casa, y solo cedió puntos ante América en la jornada inaugural.
Con 10 puntos en 4 jornadas, lidera su grupo y tiene todo en sus manos para llegar a la final. Le quedan dos partidos: uno como local ante Tolima y otro visitando a América de Cali, equipo que aún pelea por el mismo objetivo. La ventaja del DIM no es solo numérica, también emocional. Juegan convencidos, impulsados por un mensaje claro: no negociar nada.
La conexión entre vestuario y tribuna en esta versión del Poderoso
El mensaje de Restrepo no solo impactó a sus dirigidos. También llegó a los hinchas, que están acompañando masivamente al equipo. En redes sociales, el video de la arenga se volvió viral entre la afición. Muchos destacaron la conexión emocional entre el cuerpo técnico y el plantel, algo que, a estas alturas del torneo, puede hacer la diferencia. Esas palabras no fueron solo motivación: fueron identidad. Y Medellín hoy juega con una identidad fuerte, clara y ganadora.
En una Liga BetPlay en la que la presión, las críticas y la irregularidad suelen pesar, el Poderoso encontró su fuerza en casa. No es solo el Atanasio Girardot como estadio. Es la convicción en el camerino. Y eso se nota en cada pelota disputada, en cada celebración y en cada punto que lo tiene soñando con el título. Todavía quedan pasos por dar y de ahí la recomendación/exigencia del DT. Se necesita una actitud que el equipo supo tener ante Junior.