Tuvieron que pasar 16 partidos para que Francisco Fydriszewski empezara a marcar con la camiseta del DIM. El delantero argentino había vivido semanas de expectativa, presión y frustración sin poder anotar. Pero ese primer gol, ese grito tan contenido, llegó cuando más lo pedía el equipo: en el inicio de los cuadrangulares.
En el partido ante América de Cali, en el Atanasio Girardot, el Polaco apareció en el minuto 90+2 para abrir el marcador con un cabezazo certero tras centro de Marcus Vinicius. Un gol salvador, liberador y esperanzador, que permite al DIM seguir soñando y que le da al delantero el impulso que tanto venía buscando.
El gol que cambió todo en la historia de Fydriszewski en el DIM
El contexto no podía ser más tenso. El DIM empataba en casa ante un rival directo y veía cómo se le escapaban puntos vitales en la apertura de los cuadrangulares. Pero en ese cierre frenético, el DT Alejandro Restrepo apostó por Fydriszewski. Lo puso en cancha al minuto 88 y apenas cuatro después, el Polaco respondió con creces.
Un centro milimétrico de Marcus Vinicius encontró la cabeza del delantero, quien venció al arquero Jorge Soto y desató la locura en el Atanasio. Fue el primer gol del Poderoso en esta fase del campeonato y el primero del argentino con esta camiseta. Un gol que vale un punto, pero también vale un nuevo comienzo.
16 partidos de espera, 4 minutos para gritar
El camino de Fydriszewski hasta ese cabezazo fue largo. Desde su llegada al DIM, había disputado 15 partidos sin anotar, con ocho titularidades y varios minutos en cancha donde parecía pelear más con la ansiedad que con los defensas. La sequía era tema recurrente en hinchas y medios, pero el cuerpo técnico lo siguió respaldando.
Y el delantero no se rindió. En el momento menos pensado, con solo 4 minutos en cancha, encontró el espacio y la pelota justa para hacer lo que mejor sabe: convertir. Su celebración fue un desahogo puro, rodeado por compañeros que sabían cuánto lo necesitaba.
Un grito que puede cambiarlo todo para el Polaco en el Poderoso
No es solo un gol. Es el tipo de anotación que puede marcar un punto de quiebre. Fydriszewski necesitaba confianza y el equipo necesitaba alternativas ofensivas que respondieran en momentos clave. Ahora ambos encontraron lo que buscaban.
Con cuadrangulares tan cerrados y partidos que se definen por detalles, tener un delantero que se conecta con el gol en esta etapa puede marcar la diferencia. El Polaco lo hizo justo a tiempo, y ahora tiene la motivación y la convicción necesarias para seguir siendo determinante.
El mensaje del club para Fydriszewski : respaldo total
Tras el partido, el DIM no tardó en enviarle un mensaje desde sus redes sociales. “Que sea el comienzo de muchas alegrías con estos colores, Polaco”, publicó el club, acompañando el texto con varias imágenes de su celebración.
Es un gesto que dice mucho. En tiempos donde los jugadores pueden ser cuestionados rápidamente, ese respaldo institucional refuerza la conexión entre el futbolista, el equipo y la hinchada. Ahora que el gol llegó, todos empujan en la misma dirección.
La ilusión sigue viva para el DIM en cuadrangulares
El empate ante América de Cali no era el resultado soñado, pero vivir el primer gol del argentino es una luz de esperanza. El DIM mantiene sus opciones intactas y sabe que puede dar pelea. Con el calendario apretado, cada jugador cuenta. Y Fydriszewski, ahora sí, empieza a contar en el marcador.
La historia de este semestre aún tiene capítulos por escribirse y todo indica que el Polaco quiere ser protagonista. Ya hizo lo más difícil: romper la barrera del primer gol. Ahora, con la confianza de su lado y el apoyo del equipo, tiene el escenario perfecto para seguir sumando gritos y dejar huella en el Poderoso.
Cuando el gol llega justo a tiempo
Hay momentos en el fútbol que parecen escritos para cambiar historias. El cabezazo de Fydriszewski en el Atanasio fue uno de ellos. Porque no solo salvó un punto en cuadrangulares, también le devolvió el alma a un delantero que luchaba por reencontrarse con su esencia.
El Polaco lo gritó con fuerza, con rabia contenida, con esa mezcla de alivio y euforia que solo entienden los que han tenido que esperar tanto. Y el DIM lo celebró con él, sabiendo que quizás ahí, justo ahí, empezó algo grande.