La llegada de Diego Gabriel Raimondi a América de Cali representa mucho más que el inicio de un nuevo ciclo: es una promesa de transformación profunda en lo futbolístico, con una idea clara de juego, un estilo definido y una visión ofensiva que comienza a contagiar ilusión en todo el entorno escarlata.
El estratega argentino, con una extensa experiencia como asistente en selecciones nacionales y clubes europeos, asume por primera vez un desafío en propiedad. Y no se trata de cualquier reto: aterriza en uno de los tres equipos más populares de Colombia, en un entorno exigente, lleno de presiones y urgencias.
Raimondi y el culto al balón: la revolución desde la idea
El nuevo DT de América profesa un marcado culto por el juego de posición. Para Raimondi, el balón es sagrado: quiere equipos que lo cuiden, lo hagan circular con criterio, y que jueguen un segundo más, ese segundo crucial para elegir la mejor decisión antes del pase.
En sus primeras sesiones de trabajo, ha dejado claro que busca lavarle el cerebro futbolístico a sus dirigidos, en el mejor sentido de la expresión. Su enfoque está en los detalles técnicos, los controles orientados, y la mejora individual al servicio del colectivo. No quiere un equipo lento, tampoco uno exclusivamente técnico: quiere una mezcla equilibrada entre inteligencia táctica e intensidad física, como lo exige el fútbol moderno.
Un DT que prepara con calma y precisión quirúrgica
Lejos del afán, Raimondi ha optado por un trabajo meticuloso. Con su cuerpo técnico dedica horas al diseño de entrenamientos, análisis de video y evaluación de posibles refuerzos. Sabe que esta es su gran oportunidad profesional y no quiere desperdiciarla.
Este miércoles se dio un paso importante en la consolidación del grupo: se inició una concentración de cuatro días en la sede del club, sin salidas, en la que jugadores y cuerpo técnico buscan hacerse fuertes también en lo mental. La consigna es clara: construir un equipo desde la intimidad y la confianza mutua.
Juan Fernando Quintero: el regreso que ilusiona
En medio de este proceso, llegó una noticia que sacudió la interna escarlata: Juan Fernando Quintero regresó este miércoles a la sede del club tras sus vacaciones en Italia. En un giro inesperado, el crack antioqueño estaría reconsiderando su salida y contemplaría con fuerza quedarse un semestre más en América.
Dos factores han sido determinantes: por un lado, su familia, especialmente su esposa e hija, no desean mudarse nuevamente este año y están plenamente adaptadas a la ciudad de Cali. Por otro, el propio JuanFer no quiere seguir proyectando la imagen de un jugador inestable, que cambia de equipo cada seis meses. Desea enviar un mensaje de madurez y compromiso a su entorno profesional.
JuanFer, una pieza clave en el proyecto Raimondi
El cuerpo directivo de América, encabezado por Tulio y Marcela Gómez, ha recibido con agrado esta nueva disposición de Quintero. De inmediato, se comprometieron a gestionar todos los recursos necesarios para cumplirle con sus obligaciones salariales.
La alegría es aún mayor para Raimondi. En su única charla telefónica con Quintero, el DT fue enfático: todo el andamiaje futbolístico del nuevo América girará alrededor de él. Lo considera un jugador fundamental para ejecutar su idea, un líder técnico y emocional sobre el que descansará gran parte del estilo ofensivo.
América de Cali: un renacer con refuerzos en camino
Hasta ahora, el único refuerzo confirmado es Jhon Murillo, extremo colombo-venezolano que ya se sumó a entrenamientos y expresó su felicidad por llegar al club. Pero no será el único: Raimondi espera al menos cuatro fichajes más en las próximas dos semanas, para terminar de moldear un equipo competitivo.
Este América empieza a levantar vuelo. Con un técnico obsesionado por el balón, una concentración de pretemporada intensa, el regreso posible de JuanFer, e incorporaciones que van llegando, el escarlata se encamina a un renacer futbolístico que ya empieza a ilusionar a su fervorosa hinchada.
