Fue a una cena en el hogar de los Messi, “engañado” porque nunca le dijeron el cometido de aquella salida. Ni él se lo esperaba. Por cierto, quien lo llamó a sacarlo de la casa, ya que estaba en el sofá viendo el béisbol de los Olímpicos, fue un tal Kun Agüero.
Días más tarde, sin siquiera proponérselo, lo invitaron a la presentación de Messi en el PSG. Ese mismo día, cuando todos los periodistas apeñuscados daban el oro y el moro por tener de cerca al argentino, él, dentro del estadio, en un lugar privado, sin los rayos del sol abrasantes de una París sofocante, lo entrevistó en Twitch.
Entre otras cosas, ese fue el primer directo de Messi en la famosa plataforma de transmisiones en vivo.
Le hizo firmar camisetas, probar varios marcadores porque el que llevaba, no sirvió. Luego le preguntó no por el contrato, los jugadores, el objetivo en el PSG, el cómo se siente y sus expectativas.
Le pidió que confirmara a toda la gente “que yo no he comido tanto como parece”, recordando la cena en casa de Lionel, en Barcelona.
Porque esas son las preguntas de Ibai. Porque él, aclara, no es periodista, ni pretende serlo, “pero no puedo rechazar estas cosas si me invitan, ya lo siento”, se disculpó en Twitter con aquellos periodistas deportivos, en cierta manera, ofendidos, con tan amplios privilegios concedidos a alguien que no es medio, ni empresa, sino solamente él. Ibai Llanos.
