No siempre los partidos los ganan y los pierden todos. Hay jugadas específicas tanto en la victoria como en la derrota que inclinan la balanza para un lado o para otro. En el caso puntual del partido de ayer entre Independiente Medellín e Inter, la culpa es de Jordy Monroy.
No se puede crucificar a un jugador por un error, pero si hay que señalarlo sin miedo a la opinión que pretende que todo concepto sea políticamente correcto.
Tampoco siempre que se pierde se puede culpar al técnico. Medellín ayer jugó un partido correcto ante un gran rival. David González planificó un partido impecable que se perdió por un error de un jugador.
Deportivo Independiente Medellín tuvo una oportunidad de oro anoche en el Atanasio Girardot y esa oportunidad se perdió por culpa del error de un solo jugador.
⚽🔴🇧🇷 Alan Patrick marcó el gol del empate para @SCInternacional ante @DIM_Oficial. #GloriaEterna pic.twitter.com/kkvyDStVFy
— CONMEBOL Libertadores (@Libertadores) April 5, 2023
Ganarle a Inter de Porto Alegre en la primera fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores hubiera significado cosas muy importantes para el Poderoso, tanto en la tabla de posiciones como en el ‘momentum‘ sicológico del equipo para afrontar un periplo muy demandante de partidos en el mes de abril.
No es lo mismo visitar a Millonarios el sábado y luego emprender viajes a diversas ciudades y a Uruguay habiendo vencido al Inter, que hacerlo con el dolor de un empate increíble a solo dos minutos del final.
Completar tres partidos en casa con sendos empates, sin poder ganar y cediendo posiciones importantes en la Liga, más la imposibilidad de haber picado en punta en la Copa Libertadores duele y complica la situación.
La jugada del gol de Patrick fue una irresponsabilidad de Jordy Monroy. Quiso hacer la más difícil en una situación que le pedía a gritos hacer la fácil.
Monroy tenía ganada la posición, bastaba con ir a muerte por el balón y mandarlo a la banda, ahí terminaba la jugada. No hubiera pasado nada.
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Sin embargo el lateral quiso meter el cuerpo y tomar posesión del balón, se pasó y cuando quiso rectificar era muy tarde. En ese momento buscó hacer la desesperada, que fue simular una falta inexistente.
Después del piscinazo contra el banderín de corner ya era demasiado tarde, el brasileño tenía posesión y vía libre para habilitar a sus compañeros en el área. El resto es historia.
Hora de levantar la cabeza para Monroy, lección aprendida. Esperemos que nunca vuelva a afrontar una jugada de rutina tratando de hacer la más difícil.
