El volante argentino contó una divertida historia que vivió cuando jugaba en el fútbol colombiano. Salió el día de pico y placa y luego…
Esta semana, Matías Pisano volvió a insistir con la posibilidad de regresar al América de Cali. El jugador quiere tener una segunda oportunidad en el cuadro escarlata y que se limen las asperezas con Tulio Gómez. Comentó su deseo de regresar, pero también reveló una insólita anécdota de cuando tuvo que pedir ‘aventones’ para llegar a un entrenamiento. En diálogo con ‘Nicheneta’, el argentino contó.
“Una vez fui a entrenar a Cascajal. No me di cuenta, estaba medio dormido y yo tenía pico y placa, me di cuenta en el camino. Mirá lo dormido que estaba que yo llegué a Cascajal y no se entrenaba allá, se entrenaba en el estadio, yo me quería morir.
Salgo de Cascajal, me la juego con el auto, pero hasta el estadio era hora y pico mínimo. Dejo el auto tirado por ahí en la Cañasgordas y empecé a hacer dedo, te lo juro por Dios. Me para una moto, me para una chica y le digo ‘por favor llevame a mi casa’. Yo iba hablando por teléfono y así le decía a otro muchacho que consiguiera otra moto y me llevara al estadio.
Le di no sé si 30.000 pesos colombianos, 50.000, no sé, pero me llevó hasta mi casa. Yo en ese trayecto en moto estaba hablando con uno de seguridad de la casa y me consiguió un muchacho que era jardinero. Con el tráfico la moto iba esquivando, yo iba con casco, agarrado del muchacho y mientras tanto iba hablando con Segovia. Quedó como una anécdota, pero me llevó a entrenar el jardinero del predio donde yo vivía“.