Pasarán los años y muchos entenderán lo que James Rodríguez y Falcao han aportado al crecimiento de nuestro fútbol y la buena imagen de Colombia en el mundo.
Antes de enfrentarse a Japón en Osaka los aficionados locales hicieron fila y esperaron de manera paciente y educada, tal y como su cultura enseña, a las dos grande figuras mundiales que tenía nuestra selección en la actual convocatoria.
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James Rodríguez, goleador del Mundial, premio Puskas 2.014, figura del Real Madrid y el Bayern Múnich, campeón de todo lo que se puede ganar a nivel de clubes. Jugador especial y mediático a nivel internacional sigue demostrando que ha puesto el nombre de Colombia en el mapa universal.
🎥 ¡𝐆𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐉𝐚𝐩𝐨́𝐧!
Nuestra hinchada nos llena de amor sin importar donde juguemos 💛💛💙❤️#TodosSomosColombia 🇨🇴 pic.twitter.com/y3oa3OmzEf
— Selección Colombia (@FCFSeleccionCol) March 27, 2023
Radamel Falcao García, mejor 9 del mundo en el 2.013, leyenda del Porto y Atlético de Madrid. Jugador de Chelsea y Manchester United. Muticampeón de Europa.
Los fanáticos japoneses se enloquecieron cuando James y Falcao cruzaron la calle y se dispusieron a firmar camisetas de la selección, fotos, afiches y cartones que agitaban mientras pedían autógrafos a las dos estrellas colombianas.
Seguramente si David Ospina hubiese estado sano hubiera estado sano, habría completado la santísima trinidad de leyendas vivas del seleccionado colombiano.
Tanto James como Falcao se acercaron a los hinchas asiáticos y firmaron con tranquilidad todos los elementos alegóricos a nuestra selección.
Es cierto que esta generación de grandes jugadores no ha ganado un título importante, es una realidad irrefutable. Sin duda era una plantilla con el potencial para pelear por una Copa América, eso hubiera puesto el broche de oro a un grupo legendario.
Sin embargo haber ganado dos fases de grupos en sendos mundiales, haber llegado a cuartos de final en Brasil 2.014 con la Bota de Oro de la Copa del Mundo a bordo, y ver a tantos de estos muchachos llegar a los mejores clubes del mundo y responder con buen fútbol, es algo que se tiene que agradecer y celebrar.