Junior de Barranquilla: Un casting sin dirección

Todos los magos necesitan tiempo, incluso Comesaña


Muchos se preguntan por qué Julio Comesaña consigue cosas en Junior que a otros técnicos le cuestan un montón. ¿Es conocimiento, confianza o magia?

A semanas de su décimo nombramiento con el club, Julio Avelino Comesaña López ya consiguió las mismas victorias en condición de visitante (4) que Juan Cruz Real en casi diez meses. Y es que, mientras que al equipo de su antecesor le tocaba hacer partidos perfectos para sacar tres puntos por fuera, pareciera que ahora que está Pelo e’ burra en la raya Junior gana sin necesidad de brillar o avasallar al rival de turno. Y ojo: son los mismos jugadores.

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Ese contraste es una de las tantas diferencias existentes entre el argentino que besaba a su Cristo luego de cada gol y el señor colombo-uruguayo que apenas y aprieta los puños cuando uno de sus delanteros anota. No se trata de decir que Real es malo sino de plantearse qué es lo que emana Comesaña para equilibrar todo a su alrededor. Y también de preguntarse hasta dónde podrá estirar el buen momento de un colectivo con deficiencias menos notorias con su presencia, pero que sí existen.

Julio agarró a Junior en una situación de agobio. Había que empezar a ganar como sea, de hambre. No se puede decir que su equipo no juega a nada pero es evidente que entre la falta de tiempo para trabajar y la natural limitación creativa del frente de ataque hacen que se ganen los partidos de manera pragmática, casi opaca. Y eso no es poco pues para eso el Clan Char lo contrató. Había que evitar que se quemaran las papas y parece que lo conseguirá.


Ahora bien, ¿entiende Comesaña en su interior que la plantilla del elenco rojiblanco está mal confeccionada? ¿Ya sabe que hay demasiados futbolistas con perfiles similares y con una irregularidad crónica que sólo parece acabar cuando se acercan los finales de contrato? ¿Sabe que en el fondo este Junior no está preparado para bordar la décima estrella? Yo creo que sí, mal haríamos en subestimar su sabiduría. Y todo lo anterior no anula la posibilidad de que en noviembre Junior sea campeón. Es fútbol.

Puede que en una ciudad con tanto sincretismo se olvide a menudo pero este deporte termina en las decisiones de los futbolistas dentro del campo. Y aunque lo parezca, Avelino no es mago. Creo que su condición de hechicero será tal si la directiva permite que, pase lo que pase, el DT cumpla el año y medio que firmó hace algunas semanas.

Y ahí sí, cuando logre depurar la nómina, cuando Junior sea un conjunto que llene los ojos, cuando hayan mejores socios para Carlos Bacca y el equipo tenga los suficientes golpetazos encima como para pensar que ya está preparado para volver a dominar Colombia… ahí sí hablemos de la magia de Comesaña. Lo que suceda de aquí a diciembre, sea con título de Copa BetPlay o no, será sólo la base de lo bueno que puede venir más adelante de su mano.

Hola, soy Santiago Cantillo. Periodista barranquillero. El fútbol y el cine me salvan la vida todos los días. En Twitter me encuentras como @inventediez.

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