Atlético Nacional está mal y eso ya no se puede esconder. 2018 pasó a ser un año para el olvido del que lo rescatable es la llegada de Jorman Campuzano. Si todos se contagiaran de él, se hablaría de otra cosa en este equipo.
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Jorman Campuzano es el corazón de este Atlético Nacional. Sí, un futbolista de 22 años que antes de 2018 no había jugado en Primera División y que ahora está en la Selección Colombia. Lo que hizo en 8 meses con la verdolaga puesta le cambió la vida deportiva a él y al equipo.
Cuando no está Jorman Campuzano, se siente. ¿Qué pasó? Se fue a la cita con la Selección Colombia después de dar una asistencia en el partido ante Jaguares, y los que quedaron terminaron derrotados en el Atanasio Girardot por Atlético Bucaramanga. Durísimo.
Y sí, con Jorman Campuzano en cancha también se perdió. Él hizo parte de la Superliga, la final con Deportes Tolima y el papelón con Atlético Tucumán. ¡Pero había que verlo jugar! Siempre fue de lo mejor de Atlético Nacional en cancha, siempre. Perder con él ahí da otra sensación.
Lo que pasó ante Atlético Bucaramanga fue distinto. Fue una derrota en la que el nivel fue bajo para todos los que jugaron. No estuvo Jorman Campuzano y se sintió. Atlético Nacional estuvo lejos de lo que venía mostrando. Fue previsible, sin cambio de ritmo, cansino, en fin.
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Faltaba alguien que cambiara todo. Ese podía ser Jorman Campuzano. No estuvo él y nadie tomó ese lugar. ¿Resultado? Derrota en casa, una más. No se perdió otro título, por suerte. Y esta caída no borra que se sigue peleando en la Liga. Eso sí, para alcanzarla, hay que ser un poco más como él. ¡Que los otros se contagien!