Ser futbolista profesional, con recorrido y un presente deportivo halagador, en el sentido de ganar buen dinero, no necesariamente es sinónimo de tener todo en orden. Existen problemas que van más allá de lo material, como la salud mental.
No solo son inconvenientes propiamente físicos, puesto que las lesiones son un riesgo al que siempre están expuestos no solo los futbolistas, sino cualquier deportista. La salud mental debe ser uno de esos temas especiales dentro de la preparación y cuidado. En los jugadores de fútbol este tipo de problemas son más frecuentes de lo que parecen, en su mayoría por tratarse de inconvenientes sobre los cuales existe poca información porque han sido los mismos jugadores quienes deciden mantenerlo en reserva.
Existe una estadística según la cual, el porcentaje de los futbolistas que tienen problemas de salud mental está por encima de la media que se estima para el resto de la población (un 25%). Entonces sí se está bajó un inconveniente que amerita una atención urgente.
Hay jugadores de gran condición que en algún momento de sus carreras lo admiten. Por ejemplo, Andrés Iniesta. Quien fuera gran estrella del FC Barcelona y la selección de España, en alguna oportunidad confesó que tuvo una fuerte depresión cuyo origen fue complejo de determinar. O casos en los cuales la ansiedad es muy compleja, al extremo de causar algunos desórdenes físicos.
Leigh Griffiths, delantero escocés que pertenece al Celtic de Glasgow, reconoció públicamente que tenía problemas de salud mental, afectando su rendimiento deportivo. Ante los rumores de medios, con versiones alejadas de la realidad como insinuar que tenía problemas de adicción a las drogas, confesó públicamente lo que en verdad le pasaba. La afición lo entendió mejor y en un claro mensaje de apoyo exhibió una pancarta que decía: “Nunca caminarás solo, Leigh».
‘It’s ok not to be ok’
Celtic fans show their support to striker Leigh Griffiths
