Con tan solo 21 años, Jhon Jáder Durán suma ya una trayectoria cargada de altibajos. Su reciente llegada al Fenerbahçe SK de Turquía, bajo las órdenes del legendario entrenador José Mourinho, representa mucho más que un cambio de camiseta: es, tal vez, una de las últimas oportunidades que el fútbol de élite le concede al atacante antioqueño para demostrar que puede estar a la altura de las exigencias del más alto nivel.
El traspaso se cerró este mediante una cesión por un año, sin opción de compra, procedente del Al-Nassr de Arabia Saudita, club dueño de sus derechos federativos. El préstamo se hizo efectivo hasta el 30 de junio de 2026 y no habría sido posible sin la intervención directa de Mourinho, quien lo llamó personalmente para sumarlo a su proyecto en Turquía.
Los antecedentes que alertan sobre el comportamiento de Durán
Pese a su juventud y potencial, Durán ya carga con la etiqueta de ser un jugador con problemas de disciplina. En su paso por Aston Villa (2022-2025), su ascenso dentro del campo fue tan notorio como sus inconvenientes fuera de él. Su relación con el técnico Unai Emery se deterioró rápidamente, al punto que el español terminó por autorizar su venta millonaria al fútbol saudí en enero de 2025, cansado de sus constantes actos de indisciplina.
Ya en Arabia Saudita, su estadía con el Al-Nassr fue aún más breve y polémica. Durante apenas seis meses, Stéfano Pioli, técnico del club en ese momento, lo criticó públicamente al tildarlo de «cabeza hueca» en medios locales, sugiriendo que el jugador parecía más enfocado en los lujos que en el compromiso deportivo. Además, Cristiano Ronaldo, capitán del equipo, habría intentado guiarlo con su habitual disciplina, pero terminó rindiéndose ante la poca disposición de Durán para recibir orientación.
Tensión con la Selección Colombia también encendió las alarmas
El episodio más reciente ocurrió con la Selección Colombia, cuando el entrenador Néstor Lorenzo, uno de sus principales defensores, se molestó profundamente tras una rabieta del jugador. En el partido ante Perú en Barranquilla por las Eliminatorias al Mundial de 2026, Durán fue sustituido al entretiempo y reaccionó con furia en el vestuario. Este acto generó malestar en el cuerpo técnico y dejó en entredicho su madurez emocional, especialmente de cara a una Copa del Mundo en la que se espera que tenga un rol importante.
Mourinho, otro que se la juega con Durán
En este escenario, la apuesta de José Mourinho también conlleva un enorme riesgo. El estratega portugués, conocido por su carácter fuerte y por su historial con jugadores de personalidad difícil, ya tuvo experiencias similares con talentos díscolos, como Mario Balotelli en el Inter de Milán, un caso que dejó más frustraciones que logros.
Apostar por Durán implica exponer su proyecto deportivo en Turquía a un jugador que, si no corrige sus comportamientos, podría convertirse en un foco de conflicto. La presión en el Fenerbahçe, uno de los clubes más populares de Turquía, es enorme. La prensa local está encima, los hinchas exigen resultados y, además, el equipo competirá en una liga exigente y en la fase previa de la UEFA Champions League.
Un paso hacia la madurez o un nuevo tropiezo
A pesar del historial, hay señales positivas. Para aceptar este nuevo reto, Durán accedió a una considerable rebaja salarial, dejando atrás los 20 millones de euros anuales que percibía en Arabia Saudita. Este gesto sugiere que el delantero quiere priorizar su carrera deportiva, consciente de que el tiempo se agota y que el Mundial de 2026 está cada vez más cerca.
El reto ahora será demostrar, dentro y fuera del campo, que ha madurado. Está en un club grande, con un entrenador exigente y bajo la lupa de una afición y un país entero que sigue su evolución. Mourinho confía en él, y el fútbol, una vez más, le da la oportunidad de redimirse.