A juicio de los expertos, lo sucedido en el combate de Yuberjen Martínez fue consecuencia de enfrentarse contra un rival local.
El colombiano se midió en los cuartos de final contra el japonés Ryomei Tanaka. Pugilista local, de allí cierta inquietud porque ha pasado ya que los jueces suelen inclinarse por el boxeador anfitrión. Eso, parece, pudo sucederle a Yuberjen.
La pelea fue muy técnica, bien llevada por parte del colombiano. Mantuvo la guardia de entrada, tanteando a su rival y luego, con fuertes golpes, se aseguró un buen primer asalto. En las tarjetas de los jueces el colombiano ganaba la pelea. 4 de los colegiados le dieron 10 – 9 a Yuberjen.
Esta ventaja fue buen trabajada por Martínez en el segundo asalto. No se dejó llevar por la emoción de su rival. La suya no fue una pelea cautelosa. Siempre se lo quiso llevar por delante, imponiendo las condiciones.
Sin embargo, a criterio de los jueces ese segundo asalto fue favorable al japonés, aunque por estrecho margen de 3 – 2. Con un escenario tan apretado, el tercer asalto se disputó con vehemencia. Sin ceder ventajas, Yuberjen fue con todo en busca de su adversario nipón.
Lastimosamente para el boxeador nacional, sucedió lo inexplicable. Los jueces dieron como vencedor al boxeador japonés (1 – 4). La expresión de Martínez fue de desconcierto. No entendió qué fallaron.
Era la última esperanza que le quedaba al boxeo colombiano de aspirar a una medalla. Yuberjen, quien ganó plata en Río 2016, esta vez se marcha con el sinsabor de la derrota.