Contra el rival más débil del grupo, la Selección Colombia Sub-20 cumplió con la tarea: Ganó por goleada y se clasificó a los octavos de final. 6 – 0 final sobre Tahití.
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El partido de la confianza, de recuperar jugadores que no estaban finos en la asignatura de definición. El de mostrarse, jugar buen fútbol. La Sub-20, más que una clasificación, ganó en la autoestima, vital para lo que viene en el certamen orbital.
De los 6 goles que se registraron en el Lublin Stadium, 4 fueron en el primer tiempo. Luis Sinisterra facturó los 2 primeros y luego vino la tripleta del Cucho Hernández, quien era el más necesitado por reencontrase con el gol. El último tanto fue obra de Déiber Caicedo.
Media docena de goles en un compromiso saturado de situaciones ofensivas. Una de las grandes virtudes de seleccionado nacional fue que nunca bajó el pie del acelerador. Atacó sin compasión porque sabía que entre más goles marcara, más segura estaba su clasificación a la siguiente ronda.
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Colombia se dio un gusto que hace rato no disfrutaba. Ganar por goleada para un equipo al que siempre se le señaló por su falta de definición es una satisfacción enorme. Ahora, con la tranquilidad del boleto para la siguiente ronda se abre un nuevo desafío.