Ya van varias veces en las que el Junior de Juan Cruz Real no le corresponde el apoyo a la hinchada. ¿Tendencia al miedo escénico o simple casualidad?
Había tremenda fiesta. Rollos de papel, bengalas, extintores, globos, banderas… la casa estaba llena y la mesa servida para que el Tiburón festeje su aniversario dándose un banquete. La gente quería festejar el cumpleaños número 98 de Junior con una victoria, pues el equipo venía respondiendo de gran manera en condición de local. Pero Once Caldas amargó la fiesta y sopló las velitas ganando 2 a 1 en los minutos de reposición.
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Y entonces se pasó de la alegría a la tristeza, del júbilo a la amargura. Los 40500 aficionados que abarrotaron el Metropolitano Roberto Meléndez salieron molestos porque, nuevamente, el cuerpo técnico y la plantilla no correspondió al aguante. Es la tercera derrota en casa en el ciclo de Juan Cruz Real, y la primera en muchos partidos.
Le gente de Junior? Respondió. pic.twitter.com/WsK789eCpa
— Cuellar (@cuellar_facts) August 8, 2022
Las dos anteriores habían sido aquel fatídica goleada a manos de Unión de Santa Fe y una con Jaguares al final del todos contra todos anterior, cuando ya el elenco rojiblanco había clasificado. El tema pasa porque siempre que el Metro está lleno, sucede algo. Contra Once Caldas Freddy Hinestroza cometió un ingenuo penal, Didier Moreno se hizo echar tras una falta temeraria, Yesus Cabrera botó un gol debajo del arco y Edwuin Cetré desvió un tiro de Marlon Piedrahita.
Es decir: hubo mucha mala suerte. El tema pasa por encontrar la línea en la que termina el factor azaroso y empieza el pánico escénico, la mala gestión de la presión. Sea así o no, Juan Cruz Real deberá trabajar en esos pequeños detalles que ponen en tela de juicio el manejo del argentino.