El fútbol, a diferencia de lo que muchos piensan, es un deporte que fue creado por las clases humildes. Con el paso del tiempo, se ha convertido en el deporte más seguido del mundo y consecuentemente, en un negocio que genera miles de millones al año. Pero pese a este increíble crecimiento, siguen existiendo algunos clubes que continúan representando el fútbol más ligado a la gente de a pie, al barrio. El mayor ejemplo español de este espíritu trabajador es el Rayo Vallecano, el orgullo de uno de los barrios más humildes de Madrid.
El “Rayito”, llamado así cariñosamente por sus aficionados, representa el orgullo de un barrio que históricamente y en la actualidad, es el más humilde, y también el más grande de la capital. Un club de afición rebelde, reivindicativa, trabajadora y orgullosa de su propio barrio, Vallecas, que da nombre al lugar de reunión y máxima expresión del carácter vallecano. El Estadio de Vallecas se encuentra en la Avenida de la Albufera, arteria principal que recorre el barrio y que es causante de una de las peculiaridades principales de este estadio, en el cual se pueden ver los partidos desde las terrazas y edificios colindantes al mismo. Ya son instantáneas clásicas de LaLiga el ver a los privilegiados que cuentan con balcones o ventanas con vistas al estadio, como espectadores de lujo de la mejor liga del mundo.
Pero esta no es la única característica que hace de Vallecas un campo especial, ya que es el único estadio de LaLiga Santander que cuenta con 3 gradas en lugar de 4. Su fondo norte lo ocupa una gran pared desde la que el club suele colocar grandes imágenes con mensajes de aliento a afición y jugadores. Esta falta de graderío en uno de sus fondos hace que con 14.505 asientos sea el quinto estadio con menos capacidad de LaLiga Santander. Pero que nadie se alarme, ya que, con 3 graderíos, la afición vallecana es más “ruidosa” que muchos de los campos de primera con cuatro o una capacidad mucho mayor. Los simpatizantes de “la franja” (apelativo por el que se le conoce al equipo en honor a su camiseta), representan una de las hinchadas más “calientes” de España. Alentados por los cánticos de su fondo sur, la totalidad del estadio comparte un espíritu combativo que los lleva a presionar desde el minuto 0 al contrario, cualquiera que sea el club o presupuesto del mismo. Esta actitud irreverente de equipo, afición y barrio ha creado momentos mágicos que llevaron a que el Rayo Vallecano se ganase el apodo de “matagigantes” y los grandes de LaLiga tuvieran cada visita a Vallecas marcada en el calendario.
Y es que, pese a no contar aún con medio siglo de antigüedad, el Estadio de Vallecas ha vivido de todo: desde haber sufrido tres cambios de nombre, hasta las actuaciones de las más grandes leyendas de la música: el mítico Bob Dylan en 1980 presentando su controvertido disco Saved; Deep Purple en su primera actuación en España en 1985, Metallica y su Creeping Death en 1992… pero sobre todo, Vallecas será recordado por ser el antepenúltimo concierto de la historia del que para muchos, es el mejor grupo de la historia, Queen. Liderados por Freddie Mercury, el 3 de agosto de 1986 hicieron vibrar a 25.000 personas antes de pasar por Marbella y realizar su última actuación en el Knebworth Park en Inglaterra.
Historias que se unen al recuerdo de jugadores que significaron todo para el Rayo Vallecano, y no sólo por su trabajo en el terreno de juego. El caso de Wilfred Agbonavbare, Willy para los Rayistas, habla de cómo un modesto portero nigeriano de los noventa se convertiría en el jugador más querido por la afición y un ejemplo contra el racismo. De ahí, la leyenda que reza junto a un mosaico con su imagen en la puerta 1 del Estadio de Vallecas (rebautizada con el nombre de Wilfred en su memoria tras su muerte) y que dice así: “Por tu defensa de la Franja y tu lucha contra el racismo. Nunca te olvidaremos”. Porque como Willy, el Rayo Vallecano es la muestra de que el fútbol, es mucho más que “once contra once”.