David González, cambiando insultos por aplausos


El 18 de febrero en el Atanasio Girardot la hinchada del Poderoso despidió a David González entre insultos y chiflidos. Un mes después, tal y como lo dijo en aquella famosa rueda de prensa, los improperios se convirtieron en aplausos.

Aquel partido en el que América de Cali clavó un daga directa al corazón de la hinchada roja, en la última jugada del partido, se convirtió en el combustible que David González utilizó para revertir la situación del equipo.

Al finalizar aquel encuentro, en el que el Poderoso jugó muy mal, se arrastraba una seguidilla de ocho partidos sin conocer la victoria, además estaba muy fresca en la memoria del hincha la final frente al Deportivo Pereira.

El equipo jugaba francamente mal, parecía que la brújula se había perdido. El sistema de juego era confuso, el rendimiento individual de la gran mayoría de los jugadores era bajo y el funcionamiento como equipo dejaba mucho que desear.

Habían llegado refuerzos de postín y antes de iniciar la competencia el periodismo nacional ubicaba al equipo como uno de los favoritos a llevarse todo, y además como el equipo mejor reforzado del fútbol colombiano.

Cuando el equipo ingresó al vestuario después de aquella estrepitosa caída frente a La Mechita, David se tomó unos segundos para quedarse mirando a la hinchada de Occidental que, enardecida descargaba toda su furia contra él. En ningún momento hubo un mal gesto, una palabra, un acto desobligante.

Simplemente se quedó contemplando aquel momento de suprema dificultad. Al ser indagado en la rueda de prensa después de aquel partido, David simplemente dijo: “quería ver como nos insultaban, porque muy pronto esos insultos los vamos a cambiar por aplausos”.

Y vaya que tenía razón. A partir de ese momento todo empezó a mejorar, los jugadores que antes lucían lentos empezaron a verse rápidos. Los que no se asociaban, tejían y bordaban dentro de la cancha. Los que habían olvidado como definir empezaron a hacer goles. El equipo estaba de vuelta.

Hubo dos momentos vitales, la clasificación frente a El Nacional de Ecuador y el partido pletórico frente a Águilas de Rionegro. A partir de esos dos momentos de verdad, el Poderoso fue otro y la nave se niveló.

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Ayer David cumplió su premonición. El Rojo ‘ganó el año’, clasificar a ronda de grupos de la Libertadores después de no lograrlo desde el año 2.005 es un triunfo en lo deportivo y en lo económico.

El crecimiento de la marca gracias a la exposición en la vitrina internacional más importante del fútbol continental. La tranquilidad de haber asegurado la temporada en el renglón económico y la posibilidad de vender jugadores, le permiten a David y todo el club tener mucha tranquilidad para operar el resto del año.

Ayer David cambió los insultos de hace un mes por una ovación cerrada. Merecido!

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