El fichaje de Aaron Molinas, una de las apuestas más ambiciosas de Atlético Nacional para este mercado, atraviesa momentos de alta tensión. Pese a que el club paisa tiene todo acordado con el futbolista, una inesperada intervención técnica desde Argentina ha puesto en duda su llegada, justo cuando el jugador se alistaba para viajar a Medellín.
El deseo del jugador y el impulso de Cardona y Campuzano
Desde el primer contacto entre Atlético Nacional y Aaron Molinas, el jugador dejó clara su intención de sumarse cuanto antes al cuadro colombiano. El proyecto deportivo, especialmente la posibilidad de disputar la Copa Libertadores, lo sedujo desde el principio. A esto se sumó el llamado de dos viejos conocidos: Edwin Cardona y Jorman Campuzano, excompañeros suyos en Boca Juniors, quienes hoy hacen parte del plantel verdolaga y lo convencieron de apostar por el reto.
En tiempo récord, Nacional cerró un acuerdo personal con Molinas, aceptando sus condiciones económicas y proponiéndole un contrato que representaba un salto significativo en su carrera. Solo faltaba la luz verde desde Defensa y Justicia, actual dueño de sus derechos deportivos.
Defensa y Justicia puso condiciones: negocio difícil
El club argentino fue tajante desde el principio: solo aceptaría desprenderse del jugador mediante una venta definitiva, valorando su ficha en alrededor de 3 millones de euros. Nacional, con limitaciones para desembolsar esa cifra de inmediato, empezó a negociar alternativas.
Tras varios intentos, se logró un acuerdo en términos aceptables para ambas partes: préstamo con cargo y opción de compra obligatoria si se cumplían ciertos objetivos deportivos. El punto de quiebre fue la insistencia del propio Molinas, quien habló directamente con los dirigentes pidiendo que le permitieran avanzar en su carrera profesional.
Mariano Soso cambió el guion a última hora
Cuando todo parecía listo para el arribo de Molinas a Medellín, una figura inesperada entró en escena: Mariano Andrés Soso, entrenador de Defensa y Justicia. Aunque inicialmente no intervino en la negociación, en las últimas horas expresó su postura de forma categórica: no quiere que el jugador se vaya.
Soso, de 44 años, es un técnico respetado dentro del club. Su voz tiene peso, sobre todo después de haber guiado al equipo a una de sus mejores campañas en 2019. Tras pasos por Chile, Perú y Brasil, regresó esta temporada seducido por un nuevo proyecto institucional que busca llevar a Defensa nuevamente a torneos internacionales de aquí a 2026.
En ese esquema, Aaron Molinas es considerado una pieza clave, incluso el puntal del equipo. Así se lo hizo saber el propio entrenador en una charla personal, en la que además se le planteó un aumento salarial inmediato si decide quedarse. Acto seguido, Soso se reunió con el presidente Diego Lemme, solicitando formalmente que se haga un último esfuerzo para retener al jugador.
Pasajes listos, pero futuro incierto
Molinas tiene sus pasajes listos para viajar a Colombia. Todo estaba preparado para que se sumara esta misma semana a los trabajos bajo las órdenes de Javier Gandolfi, pero la conversación con Soso y el nuevo panorama en Defensa lo tienen en una encrucijada.
Desde Nacional hay confianza en que el jugador cumplirá con su palabra. Sin embargo, la decisión final no depende solo de él. Las próximas horas serán determinantes para conocer si el Verdolaga suma un refuerzo de lujo a su mediocampo o si deberá seguir buscando alternativas en el mercado.