La importancia de los sistemas de drenaje para un campo de juego


En temporadas de lluvias, los estadios de fútbol deben contar con un sistema de drenaje, a través del cual la cantidad de agua que caiga sobre el gramado provoque un mínimo de charcos (o ninguno en el caso de los más avanzados), evitando que el espectáculo deportivo se posponga.

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En el cuidado de la gramilla y la instalación de un sistema óptimo de drenaje está la clave. ¿Cómo funciona en la mayoría de los estadios? Seguramente hay explicaciones acordes con los estadios más modernos, pero básicamente un sistema de drenaje que deberían tener los principales estadios donde se juegue fútbol profesional está compuesto por:

De un buen sistema de drenaje depende, por un lado, que el nivel deportivo de los compromisos no se deteriore y que la estructura del campo de juego necesite de mantenimientos mínimos. Un mal sistema de evacuación del agua dispara los costos. Esto en especial se dirige a aquellos campos de fútbol situados en ciudades donde hay más probabilidades de lluvia, aunque a decir verdad lo deberían seguir al pie de la letra en todos los escenarios, independiente de la situación climática.

El mantenimiento del sistema de drenaje es otra labor de carácter fundamental, si se quiere acudir a este término, porque en esa labor se comprueba si la capa de drenaje está funcionando de manera indicad. Los expertos en la materia sugieren que antes de instalar un sistema de drenaje se analicen las condiciones del suelo. Allí se incluye también un estudio climático, que tome como base para el análisis la pluviosidad, incidencia del viento y radiación solar.

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Para conseguir un buen sistema de drenaje por lo general se ubican unos tubos de 40 a 50 centímetros de profundidad en paralelo y todos van conectados a un tubo principal. Se debe colocar una tela geotextil, evitando así mezclas entre la tierra o grava con el agua.

Hay casos en los cuales no solo es el drenaje. La misma construcción de las instalaciones, con algunos cabos sueltos en sus estructuras, impide que el agua salga en la cantidad indicada, ocasionando almacenamientos críticos en otras zonas ajenas al césped como tal. Eso es lo que pasó en el clásico costeño entre el Unión Magdalena y el Junior de Barranquilla, el cual se tuvo que aplazar para jugar el segundo tiempo porque el estadio Sierra Nevada técnicamente aún no está listo para casos de aguaceros torrenciales.

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