La FIFA evalúa las sedes para la segunda edición del renovado Mundial de Clubes, y Qatar parece estar ganando la carrera. Pese a que España y Brasil siguen en competencia, la candidatura catarí ha cobrado fuerza en las últimas horas por múltiples factores estratégicos y políticos, siendo uno de los más influyentes la figura de Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG y de la ECA.
El poder de Al-Khelaifi inclina la balanza hacia Qatar
El presidente qatarí del París Saint-Germain ha jugado un papel clave en las recientes negociaciones entre la ECA y la FIFA sobre los montos económicos que recibirán los clubes europeos en esta primera edición del torneo. Su liderazgo y cercanía con los altos mandos del fútbol mundial lo posicionan como un actor determinante en la posible designación de Qatar como sede del Mundial de Clubes 2029.
Mientras tanto, el Real Madrid, que abandonó la ECA por su vínculo con la Superliga, negoció de manera independiente. La ECA, que ahora ha desplazado a la UEFA como interlocutor clave ante la FIFA, ha dejado en claro que el interés económico por el torneo crece, al punto que muchos clubes piden que se realice cada dos años, algo que por ahora no es viable por el calendario ni la presión de las Ligas Europeas.
Ventajas y controversias de la candidatura catarí
A favor de Qatar juegan su infraestructura moderna, la cercanía entre estadios y la capacidad logística demostrada en el Mundial de 2022, donde los aficionados podían asistir a más de un partido por día. Sin embargo, uno de los aspectos en contra es que la competición se disputaría en invierno, lo que obligaría a detener las ligas nacionales e internacionales, tal como sucedió en 2022.
Además, están las críticas de organismos como Fifpro y la Asociación de Ligas Europeas, que incluso han denunciado a la FIFA ante la Comisión Europea por su control del calendario y la presión sobre los jugadores. Sumado a eso, persisten las denuncias internacionales sobre violaciones de derechos humanos en Qatar, lo que volvería a situar a la FIFA en el centro de la polémica global.
España y Brasil, candidaturas fuertes pero sin el peso de Qatar
Las candidaturas de España y Brasil se sustentan en su capacidad para llenar estadios y su tradición futbolística. En el caso español, su experiencia como coorganizador del Mundial 2030 junto a Marruecos y Portugal le da un respaldo sólido. Brasil, por su parte, apela a su historia como potencia futbolística y al fervor de su hinchada, aunque sigue siendo cuestionada su capacidad organizativa frente a los estándares que impone la FIFA.
Aun así, el factor determinante parece ser la seguridad económica que representa Qatar para la FIFA, que prioriza maximizar ingresos por televisión, patrocinio y asistencia. Esa realidad podría inclinar la balanza una vez más hacia el Estado del Golfo, pese a todas las resistencias.
La decisión que marcará el rumbo del torneo
De repetirse la historia, la FIFA podría nuevamente otorgar la sede del torneo a Qatar, como ya lo hizo con la extinta Copa Confederaciones en tiempos previos al Mundial. Con una edición inaugural aún en desarrollo, y los intereses comerciales en juego, el Mundial de Clubes 2029 ya comienza a definirse fuera de la cancha. La decisión final revelará qué pesa más: la pasión del fútbol o los intereses que lo rodean.