En medios deportivos trascendió el nombre de “partido fantasma”. La denominación corresponde a las condiciones particulares que rodearon este compromiso: Sin público, ni prensa, con carácter de oficial, pero con extremas medidas de seguridad, dado el tenso ambiente político que ambientó este particular enfrentamiento. Ni siquiera las transmisiones de televisión fueron permitidas.
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Corea del Norte fue local contra Corea del Sur, compromiso válido por las eliminatorias asiáticas al Mundial de Catar en el 2022. Por primera vez en los últimos 30 años se enfrentaron en Pionyang, pero por decisión del régimen norcoreano fue impedido el acceso de hinchas, periodistas y transmisiones de TV. Esto último no es algo exclusivo de este partido, ya que ha sido “costumbre” que se prohíban las emisiones en directo de los compromisos realizados por Corea del Norte. Por lo general se emiten con un día de retraso.
Cuando se creía que por tratarse de un hecho coyuntural, con el que pudiese darse alguna señal de paz en medio de un conflicto entre las 2 Coreas por cerca de 70 años, la decisión se mantuvo. Si bien en el 2018 hubo un acercamiento diplomático entre ambas naciones, Corea del Norte considera que no se ha dado cumplimiento a los compromisos surgidos de esas negociaciones.
El régimen norcoreano no emitió visas, salvo para los jugadores y cuerpo técnico. Periodistas y aficionados se quedaron sin el permiso correspondiente. La información del juego, que terminó empatado sin goles, fue escasa y con retrasos. Las redes sociales de la Confederación Asiática se demoraron cerca de 15 minutos en dar cuenta de lo que estaba sucediendo en el compromiso, que a todas luces fue “fantasma”.
Como un gesto de ayuda para el trabajo del cuerpo técnico de la selección de Corea del Sur, que es dirigida por el portugués Paulo Bento, quedó el compromiso de Corea del Norte de entregar un DVD con las imágenes del partido.
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