Hay futbolistas que no solo juegan: marcan épocas, llenan estadios, transforman emociones y se convierten en parte del ADN de un club. Adrián Ramos es uno de ellos. Su reciente gol ante el DIM, a los 87 minutos, no solo le dio a América de Cali un triunfo clave en los cuadrangulares. También abrió un nuevo capítulo en una historia que parecía haber cerrado y que hoy vuelve a emocionarlo todo.
A sus 39 años, con un retiro ya anunciado meses atrás y sin haber disputado el primer semestre del año, Adrián Ramos regresó al América para vivir un episodio inesperado. Y en su retorno, ese gol agónico -el cuarto desde su vuelta- lo reinsertó en la épica del equipo: el ídolo que se había despedido vuelve para ser determinante, para hacer vibrar al Pascual Guerrero, y para recordar por qué su figura supera las estadísticas.
El regreso de Adrián Ramos a América de Cali en 2025
A finales de 2024, la historia parecía escrita. Adrián Ramos cerraba su ciclo y se despedía del club. Cuando eso pasó, todos asumían que el capítulo de su carrera deportiva había concluido. Y así fue por un tiempo. No cambió de equipo. Dejó de jugar, pero la vida futbolística es caprichosa y en 2025 se abrió una oportunidad inesperada.
Durante el segundo semestre, América de Cali vivía un calendario exigente y necesitaba profundidad en su plantilla. Cuando la Dimayor habilitó la posibilidad de inscribir jugadores libres en septiembre, el club tomó una decisión cargada de emoción y convicción: traer de vuelta a Adriancho. Su regreso no fue un acto simbólico; fue una apuesta futbolística por un jugador que conocía el entorno, sabía competir y mantenía el deseo de contribuir.
Ese retorno, que muchos consideraron sorpresivo, rápidamente se transformó en un acierto deportivo y emocional. Ramos volvió al ritmo competitivo, se adaptó al rol de entrar desde la suplencia y recuperó sensaciones que parecían archivadas.
El gol de Adrián Ramos en los cuadrangulares de la Liga BetPlay
El partido ante el DIM en los cuadrangulares tenía un ambiente de alta tensión. América necesitaba ganar y el duelo estaba equilibrado. Ramos inició en el banco, observando, leyendo el juego, esperando su momento. Ingresó por Yojan Garcés para los minutos finales con un estadio expectante.
Y apareció. Como tantas veces en su carrera, como tantas noches con camiseta escarlata. A los 87 minutos, Adrián Ramos atacó el espacio, encontró el balón y definió con frialdad de campeón para marcar el 2-1 definitivo. Un gol que levantó al Pascual, que encendió al equipo y que volvió a ubicar su nombre en el centro de la escena.
Ese tanto fue su cuarto gol desde su vuelta al América:
- Dos en la Liga BetPlay (La Equidad y el DIM)
- Dos en la Copa BetPlay (doblete a Atlético Nacional).
Su impacto volvió a ser inmediato, contundente y, sobre todo, emotivo.
Adrián Ramos, tercer máximo goleador histórico de América de Cali
Ese gol al DIM no solo valió tres puntos cruciales. También le permitió a Ramos alcanzar una marca histórica: 109 goles con América de Cali. Con esa cifra, Adriancho subió oficialmente al tercer lugar de los goleadores históricos del club, dejando atrás a Juan Manuel Battaglia (108).
En ese escalafón solo lo superan dos monstruos escarlatas:
- Ántony de Ávila – 208 goles
- Jorge Ramón Cáceres – 136 goles
Llegar a ese podio a los 39 años, después de haberse despedido y de haber estado meses sin competir, convierte su regreso en un capítulo que trasciende lo deportivo. Es una historia de perseverancia, amor por una camiseta y un legado que parece no conocer final.
El significado emocional del regreso de Adriancho a América de Cali
El impacto de Adrián Ramos no se mide solo en cifras. Su vuelta ha sido un impulso emocional para el equipo y la afición. El hincha escarlata lo recibió como se recibe a un héroe que vuelve a casa. Su presencia en el campo y en el vestuario transmite seguridad, carácter y un sentido de pertenencia que pocos jugadores generan.
Adrián Ramos regresó sin exigencias, sin promesas, sin protagonismos asegurados. Lo hizo para aportar donde fuera necesario, aceptando su rol como suplente y dejándose llevar por el amor al escudo. Ese contexto hace que cada uno de sus minutos y, especialmente, cada uno de sus goles, tenga un valor afectivo que trasciende lo estrictamente deportivo.
Un emotivo capítulo más en la leyenda de un ídolo escarlata
Lo vivido ante el DIM refuerza algo que todos en América ya saben: Adrián Ramos es leyenda viva. Su retiro pudo haber sido definitivo, pero el fútbol decidió darle otra vuelta al libro. Y en esa nueva página, un gol agónico en cuadrangulares reavivó la emoción escarlata, devolvió esperanza al equipo y recordó que, cuando el América más lo necesita, Adriancho siempre aparece.
Su historia sigue abierta. Y mientras siga entrando al campo, aunque sea desde el banco, la hinchada tendrá la certeza de que el corazón del equipo sigue latiendo con fuerza.




