En Colombia, la declaración de renta no es un trámite exclusivo para quienes tienen altos salarios o grandes patrimonios. Cada año, la DIAN establece unos topes que determinan quiénes deben cumplir con esta obligación, y en la actualidad, las billeteras digitales como Nequi y Daviplata juegan un papel decisivo en ese proceso.
Lo que para muchos parece un simple movimiento de dinero entre cuentas puede convertirse en el factor que los obligue a declarar. La razón es clara: la DIAN contabiliza cada consignación, depósito o traslado como un ingreso adicional, sin diferenciar si proviene del mismo dinero. Así, pasar dinero de una cuenta bancaria tradicional a una billetera digital puede inflar los registros financieros y llevar a superar los límites fijados por la autoridad tributaria.
¿Quiénes deben declarar renta en Colombia en 2025?
La DIAN define la obligación de presentar la declaración de renta a partir de cinco parámetros básicos: patrimonio bruto, ingresos, consumos con tarjeta de crédito, consignaciones y compras. Para el año gravable 2025, los topes establecidos son los siguientes:
- Patrimonio bruto igual o superior a $224.095.000.
- Ingresos brutos iguales o superiores a $69.718.600.
- Consumos con tarjetas de crédito iguales o superiores a $69.718.600.
- Consignaciones bancarias, depósitos o inversiones financieras iguales o superiores a $69.718.600.
- Compras y consumos iguales o superiores a $69.718.600.
Si una persona natural supera cualquiera de estos límites en el periodo comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre, automáticamente queda obligada a presentar la declaración, incluso si no genera un impuesto a pagar.
Nequi y Daviplata: ¿Por qué influyen en la obligación de declarar?
El crecimiento del uso de billeteras digitales ha transformado los hábitos financieros en Colombia. Hoy es común que las personas reciban su salario en una cuenta de ahorros y lo transfieran parcialmente a Nequi o Daviplata para realizar pagos cotidianos.
El detalle está en que cada una de esas transferencias se suma al historial de movimientos. De esta manera, el dinero se contabiliza dos veces: primero como ingreso en la cuenta bancaria y luego como consignación en la billetera digital. Así, aunque no haya un aumento real en los ingresos, el total registrado ante la DIAN sí crece.
Un ejemplo claro: cómo un traslado puede disparar los topes
Pensemos en un trabajador que durante el año 2024 recibió $45.000.000 en su cuenta de ahorros. Con el fin de organizar sus finanzas, transfirió $30.000.000 a Nequi para cubrir gastos y pagos diarios.
Al cierre del año, el sistema contable de la DIAN reflejó un total de $75.000.000 en movimientos financieros. Esto lo llevó a superar el tope de consignaciones fijado en $65.891.000 para ese año, por lo que quedó obligado a presentar la declaración de renta, aun cuando sus ingresos reales fueron menores a esa cifra.
Lo que recomienda la DIAN y los expertos
Para evitar caer en sorpresas, la clave está en llevar un control detallado de las operaciones financieras. Estas son algunas prácticas útiles:
- Revisar los topes cada año: los valores cambian y es fundamental conocerlos antes de finalizar el periodo gravable.
- Hacer seguimiento mensual a los movimientos: tanto en cuentas bancarias como en billeteras digitales.
- Reducir transferencias innecesarias entre cuentas propias: si no es indispensable, evita mover dinero varias veces.
- Guardar extractos y reportes digitales: son el soporte para verificar el monto real de ingresos y consignaciones.
Movimientos que cuentan para la DIAN para la declaración de renta
El sistema de la DIAN no discrimina si el dinero proviene de la misma fuente o si ya fue contabilizado en otra cuenta. Cada consignación, depósito o traslado aumenta la suma final que se contrasta con los topes.
Esto significa que pagos de nómina, transferencias internas, consignaciones de terceros, depósitos a Nequi o Daviplata y hasta compras con tarjeta de crédito forman parte de los registros que pueden llevar a la obligación de declarar.
Declarar no siempre es pagar
Es importante resaltar que presentar la declaración de renta no equivale necesariamente a pagar un impuesto. Muchos contribuyentes terminan con saldo en cero o incluso con saldo a favor.
Sin embargo, no presentar la declaración estando obligado puede generar sanciones, intereses y multas que resultan mucho más costosas que el propio trámite. Por eso, la prevención y el seguimiento financiero son esenciales.