Después de una fase regular llena de altibajos, Independiente Santa Fe llega a los Cuadrangulares de la Liga BetPlay 2025 con más preguntas que certezas, pero también con una historia rica en resurrecciones que invita a no subestimarlo. Entre cambios de entrenadores, polémicas internas y un cierre escandaloso ante Alianza Valledupar, El León enfrenta ahora una nueva oportunidad para volver a rugir donde verdaderamente importa.
Su camino ha sido todo menos sencillo, pero dentro del caos también hay elementos que alimentan la esperanza. Y como bien lo saben en el rojo capitalino: Santa Fe puede tambalear, pero nunca se entrega antes de luchar.
Santa Fe: una clasificación con sabor a cicatriz
El recorrido de Santa Fe en el Todos contra Todos fue una auténtica montaña rusa. El equipo arrancó bajo la dirección de Pablo Peirano, pero los malos resultados provocaron su salida a mitad de campaña. Asumió entonces de manera interina Francisco López, un hombre de la casa que dirigía en divisiones menores. Con él, el equipo se revitalizó y cosechó 16 de 21 puntos posibles, metiéndose en el grupo de los 8 mejores.
Luego llegó el uruguayo Jorge Bava, DT en propiedad, quien vivió un aterrizaje forzoso: perdió sus tres primeros partidos y puso en jaque la clasificación. Finalmente logró encadenar dos victorias que aseguraron su lugar en la siguiente fase, pero la última jornada fue un golpe durísimo: caída 6-1 frente a Alianza Valledupar, un resultado que hizo temblar los cimientos emocionales del grupo.
A eso se suman las polémicas de referentes como Daniel Torres y Hugo Rodallega, quienes respondieron críticas de la hinchada en redes sociales, evidenciando una fractura que hoy busca ser sanada con fútbol y resultados.
Aprendieron a los golpes… pero a tiempo
El grupo que le tocó a Santa Fe en este Cuadrangular ya le resulta familiar: Atlético Nacional, Millonarios y Once Caldas. Hace seis meses se midió con los dos primeros (además de Deportivo Pasto) y fue una experiencia dolorosa. Cosechó apenas 1 punto de 18 posibles, siendo goleado dos veces por Nacional (5-0 y 0-3) y perdiendo ambos duelos ante Pasto.
Ahora, con un 2025 que ha sido exigente desde el primer día, el equipo parece haber recogido todas esas lecciones. Golpes, cambios, errores y polémicas que pueden ser combustible emocional si logran canalizarse correctamente. Ya no hay margen para la ingenuidad, y la memoria reciente debería servir como manual de advertencias para no repetir la historia.
Como dicen las abuelas: “aprendió a punta de golpes”, y esa experiencia puede ser su mayor fortaleza.
Líderes curtidos para un grupo bravo
Aunque el presente no es el más brillante, Santa Fe cuenta con futbolistas de peso en su nómina. Andrés Mosquera Marmolejo, Cristian Mafla, Elvis Perlaza, Daniel Torres, Hugo Rodallega y Ángelo Rodríguez han jugado estas instancias muchas veces y saben lo que implica un Cuadrangular en el FPC.
Ellos serán clave para sostener el ánimo del grupo y marcar el pulso cuando todo se apriete. Son jugadores que, más allá de su presente irregular, saben jugar con el calendario en contra, la presión de la tribuna y las finales anticipadas que ofrecen estas fases.
Si el cuerpo técnico logra que la experiencia pese más que el pasado reciente, Santa Fe tendrá una base emocional sólida para competir.
La décima, una deuda que quiere saldarse
Ya son nueve años sin una estrella de Liga para Santa Fe. En ese periodo perdió dos finales y vio cómo Millonarios, su eterno rival, levantó el trofeo en dos ocasiones. Hay heridas abiertas en la hinchada, y también en jugadores como Rodallega y Torres, quienes a veces han reaccionado con demasiada emoción a las críticas.
Sin embargo, después de tanto revuelo, parece haber llegado un momento de madurez colectiva. El plantel sabe que tiene una oportunidad única para reconciliarse con su gente. Y eso quedó claro en las palabras de Rodallega tras la goleada en Valledupar:
“Este no es Santa Fe. Le pedimos mil disculpas a nuestra hinchada; de verdad, estamos profundamente apenados. Les pedimos que sigan confiando en este equipo y que nos acompañen en el estadio; este resultado fue un accidente y no va a influir en nada para todo lo que se viene. Todos los jugadores estamos comprometidos en sacar este proyecto adelante”.
La herida está abierta, pero también la puerta de la redención. Y para un equipo que tantas veces fue Expreso de medianoche, no hay mejor escenario para sorprender que cuando nadie lo espera.