La derrota ante Águilas Doradas dejó un sinsabor en Ibagué. El Vinotinto y Oro perdió la opción del punto invisible, pero la historia reciente y su ADN competitivo mantienen viva la ilusión en los Cuadrangulares.
El Deportes Tolima cerró la fase regular de la Liga BetPlay 2024-I en la cuarta posición con 36 puntos, luego de caer sorpresivamente en casa por 1-2 ante Águilas Doradas. Esa derrota no solo significó un golpe anímico, también le impidió alcanzar uno de los dos primeros lugares que otorgan la ventaja deportiva conocida como «punto invisible», un mecanismo de desempate favorable en caso de igualdad en los Cuadrangulares.
La caída en el estadio Manuel Murillo Toro fue un golpe duro para la hinchada, que veía muy cerca esa ventaja tan preciada. Sin embargo, con el paso de las horas, el pueblo Pijao ha comenzado a reencontrarse con la confianza y recuerda por qué este equipo nunca debe ser subestimado. A continuación, las razones que alimentan el sueño de la cuarta estrella para el Deportes Tolima.
Deportes Tolima siempre responde en Cuadrangulares, sin importar la nómina
Hay algo casi místico en el rendimiento del Tolima en instancias finales. Aunque en ocasiones ha contado con plantillas de renombre, lo cierto es que gran parte de su historia reciente de éxito ha sido construida con planteles sin tanto brillo mediático, pero con gran competitividad. Lo que no cambia es su presencia constante en fases definitivas.
Desde que en Colombia se instauró el formato de torneos cortos en 2002, Deportes Tolima es el segundo equipo con más clasificaciones a Cuadrangulares: suma 33 apariciones, solo superado por Atlético Nacional (36). Además, ha disputado nueve finales: 2003-II, 2006-II, 2010-II, 2016-II, 2018-I, 2021-I, 2021-II, 2022-I y 2024-II. En tres de ellas salió campeón: 2003-II, 2018-I y 2021-I.
Perfil bajo, un arma que juega permanentemente a favor del Vinotinto
Le ha pasado muchas veces. Equipos y aficionados rivales suelen subestimar al Tolima, y esa ha sido una de sus grandes ventajas competitivas. Basta recordar lo que sucedió en diciembre de 2024, cuando en un grupo con Junior, América y Once Caldas, el conjunto Pijao fue considerado el menos favorito. ¿Resultado? Terminó primero y clasificó a la gran final.
En esta ocasión, la zona que le correspondió le ha planteado un reto similar: se enfrentará nuevamente a Junior y América, con el añadido del Deportivo Independiente Medellín, lo que hace el Cuadrangular aún más desafiante. Pero en Ibagué no hay miedo. Saben que el Tolima compite con el alma, que ha dejado atrás el rótulo de equipo chico y que desde hace dos décadas se ha instalado con firmeza entre los grandes del FPC. Esta herencia competitiva, transmitida de generación en generación, convierte al Vinotinto y Oro en un rival siempre incómodo y peligroso en fases finales.
Cristopher Fiermarin, por fin un arquero que genera confianza en Tolima
Uno de los factores que más ha perjudicado al Tolima en sus recientes intentos por ser campeón ha sido la inestabilidad en el arco. Desde la salida de Álvaro Montero en 2021, el equipo ha probado múltiples opciones sin consolidar a un verdadero líder bajo los tres palos.
Pasaron nombres como Alexander Domínguez, Cristian Vargas, Jefersson Martínez y William Cuesta, pero ninguno logró llenar el vacío. Incluso el brasileño Neto Volpi, quien parecía ser la solución, sufrió una grave lesión de ligamentos que lo alejó del protagonismo.
La llegada del uruguayo Cristopher Fiermarin a comienzos de 2025 cambió el panorama. El charrúa ha mostrado seguridad, liderazgo y solidez, y se ha ganado la confianza de todos en el Manuel Murillo Toro. Para la hinchada, tener un arquero confiable era el detalle que faltaba para consolidar las aspiraciones de campeonato. Hoy, sienten que esa deuda está saldada.