Así empezó la historia de Kevin Dawson: “Se crió entre la feria y la calle”

FOTO: GETTY IMAGES | ONE FOOTBALL


Kevin Dawson, el arquero fichado por Deportivo Cali, cuenta con una historia particular, iniciada en su natal Colonia (Uruguay).

El suyo es un origen humilde, acompañando a su madre en una venta de feria y mirando de reojo la posibilidad de jugar fútbol profesional. Desde muy pequeño tenía la idea de ser arquero. Lo intentó desde categorías menores y lo logró. Después de atajar en Plaza Colonia y Peñarol, ha sido fichado por Deportivo Cali para el 2023. De momento es una de las más importantes contrataciones del FPC para ese año.

Kevin Dawson y sus orígenes (entrevista en La Diaria)

– “En la feria donde trabajaba mi madre se vendían imanes, buzos, ruanas, mates, quesos y piedras. En la época en que se empezó a complicar, empezaron a vender todos lo mismo y a competir por quién lo vendía más barato. Pero antes se desesperaba la gente por el queso y por el dulce. Así me crie yo, en la feria. Cuando era más chico, ella trabajaba en una casa donde cosía para vender. Ella cosía y yo estaba al lado. Me pasé la infancia en el puesto”.

– “Entonces pasaba en la feria o en el barrio jugando de arquero, en la calle me tiraba y no me importaba nada. Hasta que un vecino me dijo que me quería llevar a Nacional de Colonia. Como mi madre trabajaba, me llevaba él. A los nueve años me citaron para la selección y ahí me fui a Plaza [Colonia], donde jugué hasta los 13, cuando me vine para Montevideo con dos amigos con quienes habíamos hecho todo el baby fútbol juntos: Matías Caseras y Javier Cámpora. Ahí arranqué a vivir lo que era ser futbolista profesional: en Montevideo, con todo el ruido, uno que siempre había estado bajo los brazos de la madre, aunque claro, con la bici en el pueblo iba para todos lados”.

“Terminé pintando y trabajé en un local de remates”

– “Lo económico siempre fue complicado en Plaza Colonia. En el fútbol uruguayo siempre es complicado ese tema. Jugué un año en la B, siempre entrábamos décimos a los play off. Plaza amenazaba con no jugar, la cosa se veía fea, y yo estaba a punto de ser padre y tenía que salir a hacer algo: terminé pintando, dándole una mano a uno; colocábamos yeso, arreglábamos alguna cosa, yo no entendía mucho pero me daba maña, le hacía el dos, y además no me quedaba otra. En esa época, mi padre puso un local de remates y empecé a trabajar con él. Ahí sí que hice de todo: vivía arriba del local con mi pareja y mi hija. Desde el lunes había que sacar todo para afuera para que la gente lo viera: acarreábamos muebles, lo que sea y después, a guardar de nuevo. El martes, lo mismo, y el miércoles, remate. Si entrenaba de mañana laburaba de tarde, o al revés. Así se crió mi hija”.

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