La violencia de las denominadas ‘barras bravas’ en el fútbol colombiano cada vez toma más ventaja y nadie hace nada. Esta vez el turno fue para los hinchas del Poderoso los cuales recibieron un ataque artero de la barra de Millonarios.
Tuluá, Santa Marta, Medellín, Cali, Ibagué, Bogotá, son solo algunos ejemplos recientes de actos de violencia repudiables por parte de delincuentes organizados disfrazados de hinchas.
El fenómeno social del barrismo en Colombia, copia barata del modelo argentino, avanza sin contención de la ley, desplazando a las familias, las mujeres y los niños de los estadios.
Las sanciones que impone la Dimayor y los clubes son un chiste de mal gusto, no hay legislación que enfrente con rigor el fenómeno, y los bandidos con camisetas de los clubes colombianos son los dueños de los estadios.
Los grandes escándalos de Tuluá y Santa Marta no quedaron en nada. Los robos de celulares con golpizas incluidas en el estadio del Deportivo Cali entre fanáticos del mismo equipo pasaron desapercibidas.
Las amenazas de muerte de la barra de Nacional a su Presidente y Director Deportivo, se convirtieron en paisaje.
El hincha del Tolima que se metió a la cancha a agredir por la espalda a Daniel Cataño terminó convertido en celebridad y el 10 de Millonarios pasó de víctima a victimario.
Pero bien dice el adagio popular que uno no debe escupir para arriba porque le cae en la cara.
Los protagonistas de los últimos desmanes de manera recurrente durante varias semanas han sido los hinchas de Millonarios.
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Cuando Daniel Cataño recibió el ataque del hincha del Tolima, parte de la prensa deportiva capitalina y de la hinchada de Millos pusieron el grito en el cielo y exigieron sanciones ejemplarizantes contra el aficionado y el club local (tenían toda la razón).
Sin embargo no se ha sentido el mismo clamor durante las grotescas acciones de la hinchada azul.
A la esposa de un jugador colombiano de la Universidad Católica de Ecuador la atacaron con una lluvia de monedas en la grada del Campín.
A un niño que recibió de regalo la camiseta de Águilas Doradas lo sacaron junto a su padre del estadio a pinta de insultos y ultrajes.
A una mujer hincha de Santa Fe que se quedó sola después del clásico en las afueras del estadio la golpearon.
Y este fin de semana el turno fue para los buses que transportaban a los hinchas del Medellín, que dicho sea de paso, habían recibido y atendido hace poco a los hinchas de Millonarios en la capital antioqueña incluso con invitaciones a almorzar.
La hinchada de Millonarios organizó una emboscada afuera del estadio Nemesio Camacho El Campín y atacó a traición con proyectiles que llovieron de todos los lados a los hinchas del Poderoso.
Hubo destrozos y heridos por doquier, hay videos que documentan el hecho, sin embargo nadie hace nada.
Los hinchas que aman el fútbol se preguntan: ¿hasta cuándo?
