Uno en crisis y en el último lugar, el otro como el líder sólido. Los clásicos son a otro precio y quedó claro en el terreno de juego.
Desde la previa, los jugadores de América de Cali sabían que no había que confiarse para lo que sería el clásico. Deportivo Cali viene mal y desde el año pasado no ganan en casa, pero no era razón para subestimarlos. Los clásicos son a otro precio y desde los primeros minutos en el estadio de Palmaseca todos nos dimos cuenta de que así es, actitud totalmente diferente de ambos equipos.
Deportivo Cali salió con todo, peleando cada pelota y llevando al límite a los jugadores escarlatas. Esto se sumó a que en el campo estaba un árbitro como Wilmar Roldán, quien tiene como premisa el dejar jugar. No pita faltitas o cualquier contacto, por lo que los jugadores saben que, si alguien cayó, hay que seguir dándole.
Incluso, hubo un momento en el que Facundo Suárez y Aldair Gutiérrez tuvieron un choque de cabezas, donde el delantero argentino sufrió un corte y terminó sangrando en la mitad de la cancha. El cuerpo médico lo atendió y cubrió la herida momentáneamente, pero minutos después estaba con chorros de sangre bajando por su mejilla. Una muestra clara de lo que estaba siendo el partido.
Al final se secó, pero siguió quejándose por el dolor. Minutos antes de terminar el compromiso, el técnico decidió sacarlo del campo, pero nuevamente dejó una muestra de lo que siempre ha dicho: cuando nos es con goles, hay que ayudar como sea. Este partido fue una muestra de su entrega, en un clásico donde todos los jugadores, al igual que Suárez, se dejaron todo.
