Atlético Nacional y Reinaldo Rueda vivieron una historia de amor que terminó en divorcio. Ahora, ambas partes parecen estar cerca, o no, de reconciliarse.
La llegada de Antonio José Ardila al país para reincorporarse a Atlético Nacional como el máximo dirigente, parece estar tomando el rumbo esperado. Y es que, en días de elección del nuevo cuerpo técnico, el gran jefe puso sobre la mesa un nombre pesado, conocido, pero también prohibido entre algunos: Reinaldo Rueda Rivera.
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Para nadie es un secreto que la salida de Reinaldo Rueda en 2017 fue extraña. Hubo algo que, al día de hoy, sigue sin cuadrar. Lágrimas de una despedida dolorosa, como quien no se quiere ir. Por otro lado, un silencio cómplice. Lo cierto es que Nacional no está hecho para segundas partes.
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Ha ocurrido con jugadores y técnicos. La exigencia que Nacional es bastante grande como para arriesgar a los ídolos, muchos de ellos que han regresado cuando ya van de bajada y no dan el mismo nivel de cuando se fueron. Eso sí, Reinaldo es esa esperanza; el que devuelva, de su propia mano, lo que en algún momento le dio al club.
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Claro que el contexto es diferente, la institución es diferente y las personas son diferentes. Hoy, Nacional no parece estar hecho para brindarle todas las comodidades y libertades al timonel; intereses abrumadores en propios y extraños, burocracia exagerada y exigencias en tiempo récord que son utópicas dentro de una empresa que es un corto circuito.
