Solo es necesaria una moneda valiosa para contar con toda una joya de exposición. Sí, una moneda. Una pieza de las que desde el principio de su historia, se utiliza como forma de pago. Pues en realidad, ese es el único fin del dinero, contar con el valor suficiente para intercambiarlo por otras cosas. Y es que desde los tiempos del trueque, las monedas y billetes han sido el mejor invento para hacer crecer una economía que de otro modo, no hubiese sido posible. Pero, ¿Cómo se ha convertido en una pieza de colección?
Tanto las monedas como los billetes son objeto de colección. Sin embargo, son las monedas las que más adeptos tienen en todo el mundo y las que alcanzan mayor valor. ¿El motivo? Uno de ellos es el material del que habitualmente están fabricadas. Bien es cierto que puede ser plata, oro, níquel, cobre, etc. Pero en cualquier caso, se trata de un material pesado. Esto nos lleva a un segundo motivo. Al ser materiales pesados, son resistentes, lo cual hace que un ejemplar pueda conservarse en buen estado durante siglos.
‘Steel Penny’: La moneda del millón de dólares
Sin embargo, cualquier moneda no es susceptible de ser vendida por una cantidad ingente de dinero. Sí es cierto que son muchos los ejemplares con los que puedes ganar una buena cantidad. Sin embargo, para alcanzar, por ejemplo, el millón de dólares, deben ser muy especiales. Este es el caso de la moneda de un centavo de dólar de Estados Unidos conocida como ‘Steel Penny’. Una pieza acuñada en la década de 1940, en un momento clave de la historia: La Segunda Guerra Mundial.
Este conflicto bélico, en el que Estados Unidos asumió un papel absolutamente protagonista, es el contexto en el que se fabrica esta moneda de un centavo de dólar, que además, es de acero. Y es que en un momento en el que el cobre debía destinarse a la producción de armamento y municiones, el acero fue el material alternativo elegido por las autoridades del país para acuñar esta pieza. Sin embargo, no todas las piezas eran iguales.
De las más inusuales están las monedas de un centavo de dólar acuñadas en Philadelphia, Denver y San Francisco, que en 1944 fabricaron estas piezas de acero recubiertas en zinc. La procedencia es importante porque para los coleccionistas, el valor varía en base a la ciudad en la que se fabricó. De este modo, podemos clasificar, en base a lo publicado en el portal Billiken:
- Philadelphia. Pueden alcanzar los 100,000 dólares.
- Denver. Pueden alcanzar los 200,000 dólares.
- San Francisco. Estas son las más valiosas alcanzando el millón de dólares.
Cómo identificar una moneda valiosa
Una moneda puede ser valiosa por diversas razones. De hecho, como en cualquier mercado, en el mundo de la numismática también vale la ley de la oferta y la demanda. Es decir, una pieza tiene muchos «pretendientes», pero existir pocos ejemplares. En este caso, siempre va a ser valiosa. Y es que la esencia del valor de las cosas radica siempre en la exclusividad. Pero, ¿Qué puede hacer una pieza exclusiva?
- El tiempo. Un ejemplar antiguo siempre va a tener un valor añadido. Y es que el paso del tiempo provoca, habitualmente, que lleguen menos ejemplares hasta nuestros días.
- Que sean conmemorativas. Las monedas diseñadas para conmemorar un hecho histórico, son sin duda valiosas por el hecho en sí que conmemoran, pero también porque suelen acuñarse pocos ejemplares.
- Un error de acuñación. Cualquier otro tipo de error, puede devaluar una moneda, sin embargo, un error de acuñación, puede hacer que una pieza sea única.