Junior de Barranquilla ya no improvisa: ordenado, peligroso y sin escándalos

El Tiburón ahora ataca con criterio, defiende con orden y mete miedo

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Lejos del caos de otros torneos, este Junior pisa fuerte, juega en serio y tiene con qué

Junior clasificó con autoridad a los Cuadrangulares semifinales y lo hizo en un momento de plenitud futbolística pocas veces visto en los últimos años. Esta vez, el equipo Rojiblanco no entra por la ventana ni a los tumbos, como tantas veces en torneos pasados: ingresa por la puerta principal y con aplausos, con un presente que invita al optimismo de sus aficionados.

Un Todos contra Todos sólido de principio a fin

La campaña del Junior de Barranquilla en la primera fase del campeonato fue una de las mejores de su historia en torneos cortos. Sumó 37 puntos y terminó en el tercer lugar de la tabla, con un rendimiento creciente que dejó en claro la madurez colectiva del plantel. Nunca estuvo en duda su clasificación entre los ocho.

La cereza del pastel llegó en la última jornada: victoria 2-3 en el Atanasio Girardot contra Atlético Nacional, equipo que acumulaba 28 partidos invicto en su estadio. Ese resultado no solo fue un golpe anímico tremendo a sus rivales, sino también una declaración de intenciones: Junior quiere ir por todo.

Un equipo que dejó atrás el “fútbol folclórico”

Una de las mayores transformaciones de este Junior versión 2025 es su equilibrio. El sello del técnico César Farías ya se nota con claridad: mantiene una propuesta ofensiva pero ahora respaldada con orden, rigor táctico y aplicación defensiva. El Junior del espectáculo sin responsabilidad quedó atrás.

Con Farías, el equipo ha encontrado un punto medio entre lo estético y lo efectivo. La solidez defensiva es una de sus grandes banderas. De visitante, sumó 16 puntos, su segunda mejor campaña fuera de casa en torneos cortos. Hoy no solo impone respeto en el Metropolitano, también lo hace en cualquier plaza del país.

Una nómina de lujo para rotar sin perder calidad

Uno de los puntos más fuertes del Junior de Barranquilla está en su plantilla. La inversión de la familia Char se nota línea por línea, especialmente en ataque, donde hay figuras de primer nivel nacional.

Jugadores como Yimmi Chará, José Enamorado, Luis ‘Cariaco’ González, Bryan Castrillón, Déiber Caicedo, Jordan Barrera y Steven ‘Tití’ Rodríguez ofrecen velocidad, desborde y gol. Pero lo más valioso está en el frente de ataque: Marco Pérez, Guillermo Paiva, Teófilo Gutiérrez y Carlos Bacca, dos de ellos leyendas indiscutidas del club.

En una fase de calendario apretado como estos Cuadrangulares, tener tanto recambio y variantes de calidad es un lujo que pocos pueden presumir. Y eso tranquiliza al hincha Tiburón, que sabe que su equipo no se queda sin respuestas si hay bajas o necesidad de refrescar el juego.

César Farías: del rechazo a la validación

La historia de Farías en Junior también es la de un proceso de transformación. Llegó en septiembre de 2024 y nunca fue del todo aceptado. Su estilo, más pragmático, contrastaba con la esencia que muchos consideran “propia” del Junior. La eliminación ante América de Cali en Copa Sudamericana fue el punto más bajo: se creyó que era el final.

A eso se sumaron los roces con la prensa y la escasa empatía con la hinchada. Sin embargo, el técnico venezolano resistió. Y no solo resistió: recondujo al equipo, convenció al grupo y se ganó respeto desde los resultados. Su figura hoy está más sólida que nunca desde que llegó al banquillo rojiblanco.

Esa victoria en Medellín fue también una especie de reconciliación con la afición. El equipo que alguna vez fue “un polvorín” hoy está alineado en su fútbol, en su emoción y en su ambición. Farías llega con aire y autoridad a los Cuadrangulares.