El fair play financiero existe. Es real, así no parezca. El FC Barcelona lo sufre, como un flagelo del cual ha hecho inmensos movimientos, con el fin de manejarse a ras.
En sus mejores épocas, el club se jactaba de hacer fichajes al estilo PSG. Ahora aguanta y pasa la tusa al ver cómo el rival parisino se le llevó al mejor jugador de su historia, ya que en el cuadro catalán fueron impotentes en su intención de prorrogar el contrato de Messi.
Esta vez, uno de sus baluartes salió en rescate del equipo. Así se entiende, de esa forma se ha expresado en el club. Gerard Piqué, a quien le quedan aún tres años de contrato en el equipo, tomó la decisión de reducir su salario porque solo así, sin esa carga económica, el club no cometerá alguna infracción a la luz del fair play financiero.
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No gastar más de lo que ingresa. En eso consiste la regla. Y en el FC Barcelona se redujeron los dineros que entran. Bajaron, consecuencia de la pandemia, por un lado, como del mal manejo en anteriores administraciones.
Los gastos operativos del FC Barcelona en cuanto a su masa salarial, para estar acordes con el fair play financiero, deben estar máximo hasta un 70%. En el club rondaban por el 95%. Bajo estas condiciones es imposible autorizar la inscripción de refuerzos como Memphis, Eric García y Rey Manaj.
Pero fue gracias a la reducción salarial de Piqué, que el club puede reportar sus inscripciones. Ya es oficial. El Barcelona rema en medio de las dificultades, ya que ahora debe procurar por hacer acuerdos similares a los de Gerard con otros referentes, así como reducir su plantilla, con ventas y préstamos de varios jugadores.
