Hay grandes historias en el microfútbol bogotano. Buenos maestros que salen de lugares recónditos de Colombia para cumplir sueños.
Existe una idea generalizada de que el único fútbol que existe es el de la gran élite. Pero, en todo caso, ese deporte híper profesional no es más que el punto cúlmine de todo un camino que incluye a miles y miles de personas con sueños, propósitos y anhelos. Ese espíritu aficionado es un motor enorme para aquellos que intentan cumplir sus metas desde el trabajo honesto y anónimo.
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En el microfútbol sobran esas historias y en FUTBOLETE junto a RIVALO estamos detrás de ellas. Por ejemplo, está este hombre que nació en Los Llanos, una región en la que no se practicaba el micro cuando él era un retoño. Como le gustaba tanto el juego, cuando ya vivía en Bogotá se reunió con algunos amigos para intentar organizar un equipo que compitiera en los diferentes torneos de barrios.
El nacimiento del Club Siete
“Desde muy niño me gustaba el microfútbol pero de donde yo vengo, que es Los Llanos, no se jugaba micro en esa época. Estuve frustrado. Un día acá vi a unos muchachos jugando y me di cuenta de que les gustaba. Y les dije que yo les iba a conseguir los patrocinios porque lo importante es eso: mostrar la berraquera. Tengo 11 que ya juegan conmigo, llevamos un año en el proceso”, expresó.
@futbolete En medio de una niñez marcada por la falta de oportunidades para jugar, emergió un espíritu indomable. ⚽🌟 Creó su propio equipo de microfútbol. 🏆💪 Sueños compartidos y esperanzas entrelazadas. ❤️🤝 #futbol #microfutbol #bogota #colombia #futbolaficionado ♬ CAP – Burrell
La mayoría de estos jugadores están entre los 17 y los 20 años, así que se están fogueando. Pero el sueño no termina ahí: “La idea es montar un club con razón social y todo, para no quedarnos sólo en lo aficionado sino tener más categorías”.
Ojalá el Club Siete siga creciendo. Esta pasión también es la que mueve el fútbol.
