‘Bolillo’ es hijo de una familia de clase media-alta de Medellín. Su padre, Don Hernán, era un famoso arquitecto. Su madre, Doña Maria Teresa Jaramillo, una matrona respetada por la sociedad paisa.
Hermano menor de otro hombre legendario en el fútbol colombiano, Gabriel Jaime ‘Barrabás’ Gómez.
‘Bolillo’ fue un muy buen futbolista, el problema es que era medio vago, le daba pereza entrenar y se le dificultaba aquello de la disciplina. Pero jugaba muy bien.
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Volante ‘8’, hoy sería un interior o extremo por derecha, tenía mucha habilidad, velocidad y alto nivel técnico. Sabía mucho con el balón.
A pesar de que no le gustaba entrenar y era amante de la noche, se las arregló para tener una carrera respetable como futbolista profesional. Jugó en los dos clubes de Medellín, Debutó en el Poderoso en 1.975, hasta el ’80 y luego estuvo en Atlético Nacional hasta 1.984.
Allí se convirtió en alumno adelantado del maestro Oswaldo Juan Zubeldía y en hermano de la vida de Francisco ‘Pacho’ Maturana.
Pero su apodo, contrario a lo que se podría pensar, no viene de sus años de futbolista en el ‘Rey de Copas’. Corría el año 1.977, Hernán Darío sacudía su melena rubia en las canchas del país vistiendo la Roja del Poderoso de la Montaña.
Un buen día decidió raparse debido a las altas temperaturas en la capital antioqueña. Al llegar a la práctica matutina del DIM, sus compañeros se quedaron mirando al ‘nuevo’ jugador y un par de ellos acataron a decirle en voz alta: «Ome Hernán, quedaste igualito a un bolillo».
A partir de ese día de aquel lejano ’77, Hernán Darío, hoy designado como nuevo entrenador del Junior de Barranquilla, dejó de llamarse así y se convirtió en ‘Bolillo’, a secas.
