Todo equipo necesita de un jugador que haga el ‘trabajo sucio’, incluso para que su compañero de línea brille. Las rotaciones por compromisos en Liga y Copa, y la lesión de Andrés Ricaurte le abrieron la puerta a un General de la media cancha.
El recorrido de Jaime Alvarado a sus escasos 23 años es largo y complejo. Es otro de tantos jugadores en en categorías juveniles pintaba para gran jugador, pero que desafortunadamente no pudo dar el gran salto de calidad para triunfar en Europa.
Pintaba tan bien y le tenían tanta fe, que a las 16 años hacía parte de la academia del Udinese y a los 17 sus derechos deportivos fueron adquiridos por el Watford de Inglaterra.
La selección Colombia
Alvarado fue pieza principal de la selección Sub 20 que jugó el Sudamericano de la categoría en Chile en el 2.019 y clasificó al Mundial de Polonia, ese mismo año.
En el Sudamericano Colombia ocupó el cuarto lugar y en el Mundial llegó a cuartos de final, donde cayó por la mínima diferencia con la selección que a la postre se llevaría el título, Ucrania.
Todo lucía muy bien para Alvarado, pero desafortunadamente desde el 2.017 deambulaba como un gitano por varios clubes a préstamo.
Granada, Valladolid, Hércules, Badalona. Cuatro equipos en las divisiones de menor rango en España. En el 2.020 otra oportunidad desperdiciada, esta vez en el Paranaense de brasil, para recalar de nuevo en el fútbol español. Esta ves en el Racing de Ferrol.
Ese mismo 2.021 de vuelta a Colombia para buscar una oportunidad prestando sus servicios para Fortaleza de la segunda división. Deportivo Independiente Medellín le brindó esa oportunidad.
De la oscuridad a la luz
Para el arranque de la presente temporada llegó a formar parte de la disciplina del técnico David González. Las cosas no empezaron bien, sufrió una pequeña lesión muscular que no le permitió iniciar la temporada.
Cuando estuvo a disposición no tenía espacio para ser titular. Tuvo que hacer la fila y aprovechar cada minuto que David le iba dando.
Poco a poco fue entrando en el engranaje del Poderoso y en el momento en que puso ser titular marcó la diferencia. Fue en aquel 3 a 0 frente a Águilas Doradas. Aquella tarde se mandó un partidazo y abrió los ojos de todos los analistas.
El equipo se veía muy bien con Alvarado al lado de Daniel Torres.
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En Tunja, a pesar de la derrota, volvió a mostrar que tenerlo en la cancha era una buena idea, y la lesión de Ricaurte le permitió ser titular en Copa Libertadores frente a Magallanes.
Otro partido impecable de Alvarado, todo un ‘General’ en la mitad.
Jaime hace el trabajo sucio, pero además tiene una característica fundamental. Sabe con el balón, tiene buen pie, excelente técnica y visión.
Tanto para sacar al equipo de manera asociada, como para lanzar a las bandas haciendo juego directo, le sobra clase.
Falta mucho para hablar de Jaime Alvarado como titular absoluto, pero no cabe duda que desde aquel distante 2.019 cuando fue estelar con la selección Sub 20, la de hoy es la mejor versión de un jugador que pintaba para crack y que hoy, con tan solo 23 años, al parecer empieza a recuperar el tiempo perdido.
