Hernán Darío Herrera le dio la oportunidad a Aldair Quintana luego de varios errores consecutivos y una caída emocional. Nacional venció a Jaguares.
En la época de Alejandro Restrepo, Aldair Quintana solo tuvo minutos por fuera de casa, evitando rechiflas y encuentros cara a cara con los hinchas ofendidos. Esta vez, Hernán Darío Herrera lo mandó al campo del Atanasio Girardot y Atlético Nacional ganó y gustó contra Jaguares.
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La primera mención para Aldair Quintana dejó entrever cómo está la situación con la hinchada. Cuando la voz del estadio dio la alineación, gran parte de los presentes silbaron al golero, pero otros muchos intentaron contrarrestar dicha ofensa con aplausos sonoros. Lo mismo cuando salió al campo.
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Lo cierto es que Aldair Quintana mitigó los silbidos y aumentó los vítores con algunas apariciones de gran calidad en los primeros minutos; atajada de gol y balón aéreo controlado a la perfección. Eso sí, Quintana desató una disputa entre hinchas que se prolongó durante gran parte del juego. En pocas palabras, fue la manzana de la discordia, el epicentro de los adeptos y los contradictores.
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Lo curioso es que las parcialidades involucradas intentaban competir con su similar, no solo ganando el forcejeo de cuál era más ruidosa a la hora de reaccionar, sino también en esa disputa directa de cuál era más rápida para silbar o aplaudir al momento en que Quintana tomara la pelota.
